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LA VIJANERA. Una aproximación, por primera vez, a la pre-mascarada.

El pasado dieciséis de diciembre, en Silió  tuvimos ocasión de compartir un par de horas con el coordinador de La Vijanera, César Rodríguez, así como con otras personas relacionadas con la misma. Un privilegio que queremos agradecer antes de nada, y del que somos conscientes.

Nuestra idea era contar y mostrar (un poquito) los preparativos, días antes a la gran fecha, a la gran representación, algo que no se ha hecho hasta ahora, pero antes de nada…

(Hay dos videos al final del artículo, no os los perdáis).

¿Qué es La Vijanera?

«La Vijanera es una mascarada de invierno propia de los Valles de Iguña, Anievas, Cieza, Toranzo y Luena. Actualmente solo se conserva en Silió recuperada desde 1982 por el colectivo rural Bígaro primero, y después por la Asociación Cultural Amigos de la Vijanera, que se celebra siempre el primer domingo de enero salvo cuando este coincide con año nuevo, que se traslada al siguiente«, hasta aquí nada original ya que la definición es copia exacta del folleto explicativo que puede conseguir cualquiera.

Significar que estuvo sin hacerse desde 1937 hasta cuando se recupera, como dice el párrafo anterior, en 1982.

Son ciento setenta personas las que participan, teniendo cada una su rol, hay quien canta, quien hace los trajes, quien da forma a las máscaras…

Puede participar cualquiera que sea de, o tenga vinculación con Silió.

Los trajes

Los trajes se diseñan siguiendo la tradición con las indicaciones que los viejos han dicho, si bien se introducen pequeñas variaciones. Están hechos de elementos naturales: de brezo, corteza de abedul, erizos de castañas, cañas, hojas de magnolia, musgo, y panojas entre otros, así como de tela.

Normalmente se negocia quien se va a poner cada traje, y si hay candidatos nuevos, se les admite siempre y cuando haya sobrantes.

El maquillaje

Para los maquillajes se utiliza maquillaje convencional, excepto para los zarramacos y danzarines negros que se utiliza un corcho quemado.

El museo

La parte gráfica de nuestra visita empezó cuando entramos con César y Óscar al museo de La Vijanera casi a la entrada de Silió y comenzamos a ver y fotografiar a la cálida luz que lo envolvía, los primeros trajes y máscaras… empezamos a tomar contacto, a «sentirnos también un poco vijaneros»

Los zarramacos

Es uno de los personajes más llamativos por -entre otras cosas-, el gran tamaño de los campanos, -cuatro por delante y cuatro por detrás-,  que con una técnica especial tienen que hacer sonar.

Zarramaco
Zarramaco

Nos dice César que: «portar el pañuelo muy ceñido a las sienes equivale a lo que sería una «aspirina natural»; se come y se bebe poco durante el recorrido, y el pañuelo al apretar las sienes alivia el dolor«.

El peligro para los zarramacos reside cuando se desplaza el armazón de los campanos, lo que les puede provocar heridas, ya que el conjunto llega a pesar de 35 a 50 kilos; cada campano tiene su tono grave o agudo y les permite «dialogar» entre ellos. El zarramaco los toca en movimiento con el apoyo de un palo y el juego de rodilla, y tiene que lograr que el badajo ruede por el borde del campano.

No se trata de fuerza, si no de maña, no saber moverlos correctamente hace que se cansen muy pronto.

Las coplas

Cualquier vijanero puede aportar su copla. Si bien hay coplas datadas desde 1921, ultimamente se han globalizado. A veces destacan un acto concreto, algún hecho ocurrido en el pueblo. Se dicen cosas «sin decir»… con mucha sutileza.

Las coplas las hace… La Vijanera.

La música

El año pasado fue el primer año que participaron las Pandereteras de Iguña y más allá – Mundo Sonaja, y que estarán este año de nuevo por la tarde, cuando ya en pura anarquía se va de un bar a otro, al ritmo de sus panderetas.

Los niños (quizás los personajes más importantes)

Los transmisores de la tradición, los mayores, identifican personas con personajes, esto se encuentra muy arraigado en el tejido social del pueblo, como prueba de ello está la anécdota (real), de cuando se hizo la primera Vijanera; mientras un padre y su hijo cargaban un carro de abono, el padre le dijo a su hijo al oír unos campanos: «eso es la Vijanera«.

«Soy de Silió, soy vijanero» así presumen los niños que son de Silió que no viven en el pueblo. En los años 90 se salía durante una semana pidiendo ropa y objetos para los trajes, y es cuando Ángel Vélez, uno de los recuperadores más importantes de La Vijanera, dio -como si de un visionario se tratara-, participación a los niños. Resulta fundamental que los niños se reflejen en los personajes, y los personajes -por increíble que parezca-, se lo devuelven con creces ayudándoles al mantener el rito.

La generación joven actual hacen de puente fundamental entre los mayores y los niños que, más adelante, van a retroalimentar el rito. Y no solamente para cuidarse de que siga habiendo personas que quieran desfilar, sino algo mucho más importante, transmitirles la esencia de la mascarada, del rito, más allá del impacto mediático que los nuevos tiempos han traído a este festejo; que los niños vayan sintiendo que forman parte importante de ello sin dejarse arrastrar por el atractivo, por ejemplo, de las Redes Sociales, importantes para la divulgación, pero por donde no pueden circular el sentido y simbolismo de esta mascarada.

Los niños se sienten importantes, a los niños les gusta, por si alguien lo duda ahí tenéis la carta que con su letra incipiente todavía por terminar de formarse, ha entregado Javier Pablos Gutiérrez a la Organización… emocionante y clara, donde deja constancia lo que significa la Vijanera para él.

Estamos convencidos de que Javier Pablos algún día irá de “zarramacos”, como dice él.

Una vez nos hemos trasladamos al local donde hacen todos los preparativos  principalmente de trajes y caretas, pudimos ver una selección variada de los mismos, que se muestran a continuación.

Cada careta se adapta a la fisonomía de quien la va llevar.

Traje hecho con cañas y trozos de la panoja del maíz.

Trozos de espiga y fundas de vainas.
Traje hecho de corteza de abedul.

Piezas de tela que componen parte de un traje
El entorno, el recorrido
Silió

Se acerca el momento de hacer el recorrido, quedan pocos días, todo comienza a las seis de la mañana cuando se tocan los campanos de los zarramacos (sin vestirse) tirando también cohetes. Los actos en los que se divide son: La captura del oso, La Raya, Las Coplas, El parto de la preñá y La muerte del oso.

Los personajes encuadrados en grupos, se comunican entre sí antes de comenzar el desfile tirando cohetes…  uno, dos o tres, significan cosas distintas, sirven para mandar el aviso de cuando sale cada grupo, al menos esa es la teoría, porque con los nervios, es casi imposible saber si se ha escuchado una, dos o tres detonaciones.

César y Enrique nos dicen que: «uno de los secretos es sentir el personaje, y eso hace que el grado de excitación en los momentos previos sea extraordinario, ¡¡los nervios están a flor de piel!!»

Al despedirnos se nos queda una frase que repiten como un mantra: «Hay mucho trabajo y organización previa, para generar desorganización y caos el día que se celebra La Vijanera«.

Gracias especiales por su tiempo y paciencia a: César, Enrique, Óscar, Berto y Aitor, quien por cierto, estaba haciendo una máscara durante nuestra visita con una pinta imponente.

¡¡ Viva la Vijanera!!

Para no dejaros con las ganas de ver como es La Vijanera,  a continuación hay dos magníficos vídeos que recogen parte de su esencia:

La Vijanera te llama, por Isabel Giménez

SPOT VIJANERA 2018 POR CÉSAR

FUENTE: NORTE Y CULTURA. / Covy Morato y Jorge Murillo

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