Archivo por meses: septiembre 2023

Detenido un adolescente por talar el famoso árbol ‘Sycamore Gap’ en el Muro de Adriano

El arce, de 300 años y uno de los más fotografiados del Reino Unido, salió en la película ‘Robin Hood, príncipe de los ladrones’, protagonizada por Kevin Costner

Era el árbol más fotografiado y famoso en el norte de Inglaterra, y su majestuosidad de 35 metros de altura daba equilibrio y contraste a la vista del largo muro que el emperador Adriano ordenó construir para proteger de las invasiones bárbaras los confines del Imperio Romano. El jueves, los trabajadores del parque nacional de Northumberland quedaron conmocionados al descubrir que el Sycamore Gap, un arce sicomoro de 300 años de antigüedad, había sido brutalmente talado desde su base.

Un joven de 16 años ha sido detenido como principal sospechoso de un acto de claro vandalismo. “Fue deliberadamente talado”, aseguró el administrador del parque nacional. “La autoridad del parque nacional de Northumberland puede confirmar que, lamentablemente, el famoso árbol de Sycamore Gap cayó durante la noche”, confirmó la policía. Los vecinos de la zona no escucharon nada durante la noche, a causa de la tormenta Agnes, con vientos de más de 130 kilómetros por hora, que agitó toda la zona. Los investigadores señalan que el culpable era perfectamente consciente de que, en esas condiciones meteorológicas, era muy difícil que alguien escuchara el sonido de una motosierra.

El arce sicomoro era uno de los árboles más queridos por los británicos, y solía recibir menciones especiales en las recomendaciones de todos los viajeros que visitan esa zona. En un país con especial devoción a la naturaleza y a las plantas, una noticia tan brutal ha provocado tristeza y rabia. El árbol había resistido durante tres siglos las inclemencias del tiempo, con la misma fortaleza que los kilómetros de muralla romana al lado suyo. El arce era además famoso porque formó parte de una escena de Robin Hood, príncipe de los ladrones, la película protagonizada por Kevin Costner en 1991.

En mayo de 2003, el árbol ya estuvo a punto de sufrir serios daños cuando un helicóptero se estrelló a 30 metros distancia. Transportaba al paisajista Alan Titchmarsh y a un equipo de filmación que rodaba el documental Las Islas Británicas: Una Historia Natural.

Tony Gates, director del parque nacional de Northumberland, dijo al diario británico The Guardian que el personal del centro había llorado después de llegar por la mañana y encontrar el famoso árbol talado. “Todo el mundo está conmocionado. Es uno de los paisajes más emblemáticos del país”, añadió.

El arce fue votado Árbol del Año de Inglaterra en 2016, y quedó en quinto lugar en el concurso de Árbol Europeo del Año el curso siguiente.

Lo único que ha quedado del arce es la base. Los expertos creen que el árbol, conveniente podado, podrá revivir y surgirán nuevos brotes, pero alertan de que su imagen solemne se ha perdido para siempre.

El emperador Adriano (76-138 de nuestra era) decidió, con la construcción del muro, apostar más por la defensa de un imperio demasiado vasto como para protegerse a sí mismo de nuevos enemigos que por nuevas conquistas. “Aquella línea de defensa se convirtió en el emblema de mi renuncia a la política de conquistas”, dice el personaje imaginado por Marguerite Yourcenar en su inmortal novela Memorias de Adriano. Veinte siglos después, el Muro de Adriano sigue recorriendo de costa a costa el norte de Inglaterra a lo largo de 75 millas romanas (117,5 kilómetros). La solemnidad de la obra inspiró a George R. R. Martin para la Muralla de Hielo que separa los Siete Reinos de las tierras salvajes en la serie Juego de tronos.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / RAFA DE MIGUEL

Caminar nos arruina la vida. Es la peor de las vidas mejores

En el paseo, también emerge la verdad: éramos más felices antes, cuando no cumplíamos las recomendaciones médicas

Caminar
ENRIC EJARQUE

Como tantísimos otros ciudadanos, camino a diario. Lo hago al estilo Rajoy, a paso ligero y por prescripción médica. Mi reumatóloga me ha persuadido, con bibliografía y una tonelada de consejos, de que ese ejercicio moderado me va a mejorar la vida. Si persisto, puedo hacer que la enfermedad degenerativa que ya me ha fusionado varias vértebras avance muy despacio o, incluso, se detenga en esta fase, sin amargarme más. No ha sido fácil romper el sedentarismo: el dolor de los primeros días de actividad fue atroz, pero confié en la bibliografía que aseguraba que, si apretaba los dientes y aguantaba, pronto notaría mejoras. Menos mal que hice caso. Hoy, caminar es un placer, casi una necesidad, un hábito que extraño mucho los días en que no puedo hacerlo. Me calzo las zapatillas, me pongo los auriculares y salgo a la calle feliz, a enfilar mi ruta por parques, bosquecillos y cursos de agua.

No quiero negarlo: soy otra persona, una persona mejor. He perdido unos kilos, he recuperado cierta movilidad y ya no sufro esos dolores infernales. Vivo más cómodo y seguramente soy una compañía menos latosa ahora que no tomo analgésicos y puedo agacharme para recoger cosas del suelo sin pedir ayuda, pero me resisto a engañar a los amigos que me celebran el cambio: esta vida mejor es una vida mejor de mierda.

Quizá sea porque camino aislado sonoramente, escuchando podcasts de Radio Clásica que me explican un cuarteto americano de Dvorák, pero mis paseos tienen una consistencia astral. A los pocos pasos, la conciencia flota libre y contempla el mundo con el volumen al cero. A las horas de mis caminatas, en el parque y el bosquecillo solo hay gente que hace ejercicio. Destacan los aristócratas de este reino, los runners, que subrayan su sangre azul llamándose a sí mismos en inglés, renunciando al prosaico corredores. Van equipados con armaduras de Decathlon, lucen escudos heráldicos de Nike y se saben tan dueños del parque que jamás se desvían de su ruta, milimétricamente calculada para sus marcas y objetivos. Como no les oigo venir por detrás, me suelen pasar rozando, y algún día me tararán y me pisotearan, con el mismo desprecio con el que el señor feudal arrollaba a sus villanos con su caballo. Los ciclistas son otra orden nobiliaria del ejercicio, de hábitos y arrogancias muy parecidos. Tienen en común la forma en que nos desprecian, como los alpinistas a los senderistas. Para ellos, los andarines somos la base de la cadena trófica, una especie que no merece ni ser depredada porque es insípida y sin nutrientes. Prefieren comer barritas energéticas.

No es su desprecio lo que hace de esta vida una mierda. Contaba con él y asumo su clasismo: sin duda lo merezco, pues represento todo aquello que detestan. Si viviéramos en un sistema de castas eficaz, no tendrían que cruzarse conmigo, pero la maldita democracia nos da el mismo derecho a usar los parques, así que procuro hacerlo sin estorbarles. Me acongojan los andariegos como yo, que somos muchos. La mayoría, todo he de decirlo, más viejos. A mis 43, soy el alevín de la tribu. Mis congéneres caminantes me sacan de media 15 o 20 años, y la mayoría lucen tristes y cascados. No sé qué contarán a sus amigos y familias cuando estos les celebren la persistencia en el andar y el tipín que se les está poniendo, pero en el parque no se puede disimular el ánimo. Con la séptima de Shostakóvich en los auriculares, sus caras dicen: vaya mierda.

Quizá con Mozart o con un aria de Tosca, sus caras me parecerían más alegres. Al fin y al cabo, la séptima de Shostakóvich, dedicada al cerco de Leningrado, habla de muerte y canibalismo, pero precisamente por eso me da la medida justa de la verdad. Nadie está contento. Puedo adivinar que muchos andadores (por razones de estadística cardiológica, la mayoría son hombres) han pasado por su primer infarto y están intentando conjurar el segundo. A la vida ya solo le piden un poco más de vida. Saben que su posición negociadora con el destino es débil, que no están para pedir amores arrebatados ni ser estrellas del trap y perrear con Nathy Peluso. Con un poquito más de eso, un poquito más de ese sol de invierno y de ese alivio leve de endorfinas, les vale. Como me vale a mí poder asentir o negar con la cabeza sin que me crujan las vértebras. De ahí nuestra tristeza, de la conciencia aguda del final. Nos quedan pocos memento vita. Hay que conformarse con los memento mori, que son más interesantes en términos literarios, pero maldita sea la literatura.

Me gustaría guardarles el secreto. En un mundo obsesionado por la salud y el cuerpo, la hipocresía social nos obliga a mostrarnos agradecidos y a predicar cuales Saulos de Tarso la buena nueva de la vida activa, pero si yo escucho a Shostakóvich es para evitar la tentación de ponerme esa canción ratonera y elegiaca de Los Enemigos en la que se despide de los bares (“adiós, venteros; / adiós, mármol grasiento. / Salud, caballeros, / yo les cedo mi asiento”). Me siento mejor con esta vida ordenada, baja en grasas y casi abstemia, pero mi vida era mucho más interesante cuando incumplía todas las recomendaciones de la OMS. Con mirada de perro encerrado y triste, mis compañeros de caminata me lo dicen también. El humo de aquellos cigarros y los posos de la última copa de vino tal vez abrieran una vía de alta velocidad hacia la tumba, pero qué tumba tan rica, sutil y acogedora. Se marchaba más feliz en esos vagones de mugre y trasnoche que avanzando paso a paso por la senda arbolada del bienestar.

Lo sabemos nosotros, los andariegos, los que vivimos porque hay que vivir, porque lo contrario sería estúpido, pero caminar, desde Sócrates hasta hoy, pasando por todos los filósofos de los que habla Ramón del Castillo —otro andariego— en su ensayo Filósofos de paseo, es un acto prestigioso, no solo compatible con el pensamiento, sino propiciador del mismo. Y como pensadores que caminan comprendemos que la única forma de acompasar la mente y el cuerpo es mediante el engaño. En el paseo, la verdad aparece molesta e inevitable, y todas las fantasías sobre la juventud eterna y la perfección corporal se vuelven vanas. Uno lo hace porque hay que hacerlo, porque la alternativa aterra, pero no nos infantilicen con autoengaños impropios de un adulto. Éramos más felices antes. Vivir sabiendo que todo aquello acabó quizá nos haga más sabios y quién sabe si ejemplares, pero también un poco sísifos y un poco mecánicos. De algún modo, somos menos humanos, y como la pirámide de la población se invierte y pronto seremos casi todos ancianos que caminan por los parques, la Europa que viene será menos humana, con un tono más pálido, con músicas elegiacas, más tirando a penitas de Shostakóvich que a arrebatos de Beethoven. Seremos más sabios también. Es decir, seremos una mierda.

Fuente: El País/Sergio del Molino.

El Argar, la enigmática cultura que intercambiaba mujeres entre ciudades

El análisis de 68 cuerpos de esta civilización de hace 3.500 años del sureste peninsular desvela que ninguno de los restos femeninos adultos investigados tenía relación genética entre sí

Vista aérea del asentamiento argárico de La Almoloya (Murcia).
Vista aérea del asentamiento argárico de La Almoloya (Murcia). UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

La cultura argárica ―formada por más de un centenar de asentamientos, algunos de ellos verdaderas ciudades fortificadas― se extendió entre los años 2200 y 1550 a. C. por unos 35.000 kilómetros cuadrados en el sureste peninsular. Las ciudades más importantes, como La Bastida de Totana (Murcia), ocupaban una media de cinco hectáreas e incluían obras públicas para la gestión y aprovechamiento del agua (cisternas, diques, canales), edificaciones para la toma de decisiones políticas (salas de audiencias), viviendas, talleres y almacenes, además de zonas alfareras especializadas y otras de producción metalúrgica. Administraban un territorio parcelado en áreas destinadas a la agricultura de secano y regadío. Pero hace unos 3.500 años, y tras violentas rebeliones seguidas de incendios, esta cultura desapareció sin más. Los expertos debaten sobre las causas, lo que no es óbice para que sigan investigando sus enigmáticas costumbres sociales. Ahora la revista Scientific Report ha publicado el estudio Prácticas de parentesco en la sociedad estatal temprana de El Argar, en la Iberia de la Edad del Bronce, donde se desvela otro de sus sorprendentes aspectos: se intercambiaban mujeres entre los poblados y cuando estas tenían descendencia femenina volvían a repetir el proceso con las hijas. Lo demuestra el análisis de 68 cuerpos donde no se ha encontrado a ninguna mujer adulta emparentada genéticamente con otra, a excepción de madres con sus niñas muertas prematuramente.

“Los sitios argáricos ofrecen una oportunidad única para abordar cuestiones de relación biológica y parentesco, ya que una proporción sustancial de la población fue enterrada en tumbas simples o dobles, colocadas debajo de las áreas habitadas [casas o edificios públicos]”, señala el estudio. En 2013, por ejemplo, bajo el Parlamento argárico de La Almoloya (Pliego, Murcia), se encontró la tumba de una princesa con un espectacular ajuar compuesto por una diadema de plata, cuatro dilatadores de oreja de oro y plata, anillos, un puñal, brazaletes y piedras semipreciosas. Estas prácticas funerarias, diferentes según los grupos sociales a los que pertenecían los individuos enterrados, permiten a los expertos vincularlos entre sí, estudiar su extracción social, conocer las causas de sus muertes e, incluso, descubrir sus lugares de origen.

Tumba de un alabardero argárico enterrado con su pareja en La Almoloya.
Tumba de un alabardero argárico enterrado con su pareja en La Almoloya. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

Para conocer más de este pueblo, los investigadores del Instituto Max Planck de Leipzig y de la Universidad Autónoma de Barcelona seleccionaron 86 individuos del yacimiento de La Almoloya, de los que solo 68 conservaban perfiles idóneos para ser estudiados. Los análisis de ADN antiguo confirmaron que entre ellos existían 13 relaciones de primer grado (padre, hijos y hermanos) y 10 de segundo grado (nietos, sobrinos, abuelos, medio hermanos o primos). Lo llamativo de los datos obtenidos es que había más individuos de primer grado que de segundo, lo cual no resulta lógico en una pirámide generacional. Por lo general, siempre habrá más nietos que abuelos en una familia. La única respuesta posible a esta situación es que los integrantes del segundo grupo no fueron enterrados en el lugar.

La relación biológica entre los cuerpos resulta también muy curiosa. Se hallaron descendientes de un mismo linaje de varones de hasta cinco generaciones, pero ninguno correspondiente a una hija, hermana, hermano o medio hermano, aunque sí a sobrinos y nietos. Y lo más llamativo: ninguna de las 30 mujeres analizadas tenía relación genética con el resto de adultas. Por lo tanto, ni eran hermanas, ni hijas, ni sobrinas, ni tías, ni abuelas.

Parlamento argárico en La Almoloya.
Parlamento argárico en La Almoloya. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

Sin embargo, los expertos sí descubrieron que un hombre inhumado en La Almoloya estaba relacionado genéticamente con una mujer del yacimiento de Madres Mercedarias, en Lorca, a unos 50 kilómetros. “Esto podría sugerir, junto a que no existen relaciones consanguíneas entre mujeres adultas, la práctica de la exogamia femenina y de la patrilocalidad”, indican los autores. Es decir, las mujeres jóvenes abandonaron sus hogares (exogamia) en otras ciudades para vivir junto a su marido en La Almoloya (patrilocalidad). “Las mujeres adultas enterradas en tumbas dobles [principalmente con sus maridos] apoyan estas prácticas, ya que no cuentan con padres ni madres en el mismo asentamiento y, aparte de sus retoños, tampoco tienen otros parientes adultos, lo que sugiere que vinieron de fuera de la comunidad y que se integraron en ella a través de su unión con hombres locales”, explican.

“Hay que destacar que el hecho de que no encontremos relaciones de primer o segundo grado entre mujeres adultas en La Almoloya”, incide Vicente Lull, catedrático de Prehistoria de la UAB y codirector de las excavaciones de La Almoloya, junto a Rafael Micó y Cristina Rihuete, “sugiere que esta práctica pudo ser recíproca entre asentamientos, y que las mujeres jóvenes nacidas en La Almoloya también se mudaron a otros sitios. Pero la patrilocalidad no implica necesariamente la ausencia de movilidad de los hombres. De hecho, nuestros resultados también confirman la movilidad de estos últimos, como lo demuestra la presencia de menos parientes de segundo grado [nietos] que de primer grado [hijos] en el sitio”. Sin embargo, la total ausencia de cuerpos de hijas y nietas muestra que la patrilocalidad, con excepciones, era un hecho evidente. Además, si llegaban más mujeres que hombres, a la postre provocaría la aceptación tanto de la monogamia como de la poligamia.

Los investigadores se centraron también en el caso de dos niñas enterradas juntas (una de entre 14 y 17 meses y otra de 8 o 9 años), que eran medio hermanas por parte de padre. Su progenitor fue enterrado junto a una mujer que solo era madre de una de ellas. “El contexto arqueológico no proporciona pistas sobre si las dos madres vivieron al mismo tiempo o no, ni si este caso representa un ejemplo de monogamia en serie o de poligamia”. Sin embargo, el hecho de que las medias hermanas fueran sepultadas juntas refleja la conciencia (por parte de las personas que las enterraron) de la relación de parentesco entre las dos niñas, independientemente de sus diferentes madres biológicas, “y muy probablemente también significa el reconocimiento de la paternidad y que las uniones matrimoniales fueran temporales y solubles”. Es decir, que la sociedad aceptase la separación o el divorcio.

Tumba de guerrero de élite argárico antes de ser desenterrada.
Tumba de guerrero de élite argárico antes de ser desenterrada. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

La desigualdad social es otra característica sobresaliente del período argárico que los enterramientos analizados confirman. Los expertos han identificado tres clases sociales: una poderosa (10% de la población), otra con derechos político-sociales (50%) y una tercera de esclavos o servidumbre (40%). En el caso de La Almoloya, se han documentado cuatro tumbas de élite. La primera es una impresionante cista de lajas de piedra que contiene los restos de un hombre con una alabarda de cobre y una daga enterrado sobre una mujer. Otro de los enterramientos hallados corresponde también a la tumba principesca “lujosamente amueblada” para dos individuos que comparten riqueza y espacio simbólico, pero que no tienen ningún ancestro genético en el asentamiento, “lo que aumenta la posibilidad de que se trate de integrantes de una élite gobernante externa” que dirigió o se asentó en la ciudad en momento de crisis. La mujer estaba tocada con una diadema de plata que ceñía su cabeza.

Por lo tanto, concluyen los investigadores: “El número sustancial de individuos genéticamente no relacionados en las tumbas argáricas se explicaría por factores políticos y económicos, muy probablemente incrustados en un marco general de alianzas y conflictos”, en el que la consanguinidad y el matrimonio jugaron un papel destacado en esta enigmática cultura.

Fuente: El País/Vicente G.Olaya.

En el jardín Plume, una orgía de verdor en la Alta Normandía

Creado en 1996 por Sylvie y Patrick Quibel, a unas dos horas al norte de París espera un universo vegetal ingobernable, diferente a cada instante, siempre en movimiento

Amplias extensiones de centeno, sorgo, avena y cebadilla ondean rítmicamente a ambos lados de la carretera D13 tras el desvío de Tourville-La-Rivière que conduce hasta el jardín Plume. Hace poco más de dos horas que dejamos atrás París para seguir el curso del Sena en dirección a la Alta Normandía. La autovía nos priva de los vericuetos del río, pero a cambio nos predispone de un modo muy cinematográfico —como en unos títulos de crédito cada vez más explícitos— a la personalidad del paisaje por el que se adentra el coche. El litoral del canal de la Mancha está apenas a un paso del destino: Dieppe, Deauville, Le Havre… Dando la réplica al mar, la cadencia de una marea suave de cultivos de forrajeras mecidas por la brisa acuna la mirada desde ambos lados de la carretera. Parece que las recorriéramos a cámara lenta, rodeados del murmullo silencioso que choca contra el lugar donde rompen las olas del mar del Norte y devuelve su eco sordo tierra adentro.

Un letrero caligrafiado sobre una tabla indica el acceso al jardín Plume, en la localidad de Auzouville-sur-Ry. Nada más atravesarlo encontramos a Sylvie y Patrick Quibel, artífices de este vergel al que comenzaron a dar forma en 1996. Ella selecciona semillas bajo el porche de la casa de siega. Enfrente, él acomoda plantones de aromáticas y perennes en el vivero. “Avant, avant; estáis en vuestra casa”, dicen señalando un vano en un seto de haya impecablemente recortado. Queda claro que prefieren que experimentemos el jardín a teorizar sobre él. Nada más atravesar el seto uno entiende por qué.

El jardín Plume es uno de esos sitios que no aparece en la mayoría de las guías de viaje y al que las fotos, los relatos y las crónicas no hacen justicia. Es un lugar para sentirlo, para vivirlo. Su trazado hace alarde de un virtuoso planteamiento compositivo pasado por el filtro de la fantasía. La base, impecablemente ejecutada, es la del jardín clásico a la francesa: perspectivas rectilíneas, parterres floridos, simetría, un estanque geométrico que refleja el cielo como un espejo, topiaria, ejes… El matrimonio Quibel abraza esas influencias y las ejecuta con pericia para luego hacerlas saltar por los aires. Conocedores de la constante de la brisa en estas praderas cercanas al mar del Norte, decidieron aliarse con ella para gestar un jardín en perpetuo movimiento.

Patrick y Sylvie proclaman el prodigio expresivo de la siega, un recurso humilde del que se sirven para crear la base del trazado del jardín con nada más que pasto, hierba silvestre y tierna pradera autóctona rasurada a diferentes alturas. Sobre esta base, como en un intento de quitar formalidad a la forma, dejan que la anarquía invada allí donde previamente han ordenado, recortado, vallado y segado, dando a gramíneas y perennes carta blanca para expresarse a su antojo.

Una niebla de miscanthus y stipas

Los Quibel manejan el lenguaje vegetal de forma magistral. Y es que crear una orgía de verdor como el jardín Plume —que cerrará sus puertas al público el 15 de octubre hasta la próxima primavera, concretamente hasta el 8 de mayo de 2024— exige un profundo conocimiento de las especies: cómo se comportan, cómo evolucionan, qué cabe esperar de cada una de ellas… Así, el carácter voluble y desgobernado de las herbáceas de escala gigante y las vivaces premeditadamente elegidas por Patrick y Sylvie dinamita la rigidez del jardín del siglo XVII y otorga a su creación un carácter absolutamente vanguardista.

En el jardín de verano, en cuadros limitados por setos de carpe, crocosmias, dalhias, hemerocalis, rudbeckias, girasoles, capuchinas y amapolas florecen en rojo, dorado, naranja, amarillo y carmesí de junio a octubre.
En el jardín de verano, en cuadros limitados por setos de carpe, crocosmias, dalhias, hemerocalis, rudbeckias, girasoles, capuchinas y amapolas florecen en rojo, dorado, naranja, amarillo y carmesí de junio a octubre.JARDIN PLUME (TURISMO NORMANDIA)

Ligeras y flexibles, las matas de gramíneas se transparentan contra la luz del día, generando una sensación de niebla etérea. Un delirio indomable de miscanthus de espigas plateadas, de stipas y de calamagrostis se mece sin gobierno. Euphorbias, allium, stachys, dalias, zinnias, prímulas, rhinantus y salvia todo lo invaden. Entre todas se establece un diálogo que multiplica hasta el infinito el potencial plástico de una vegetación explosiva y colorista tocada por la luz tamizada de Normandía y una suave brisa que jamás cesa. “Te sientes dominado por las plantas y los recuerdos de la infancia vuelven a ti”, dice Patrick Quibel.

Las especies están elegidas y ubicadas de tal manera que la transición entre las estaciones replica en el jardín Plume el pálpito suave del rumor del mar. Del otoño al verano, herbáceas seleccionadas por su color y momento de floración marcan un ritmo que no cesa. “Provocamos esta fusión para que la cadencia se suceda de forma natural”, explica Patrick Quibel. “Que las zinnias se apoderen suavemente de los altramuces; que las plantas de tabaco emerjan de forma paulatina de entre una alfombra de asperulas al final de su floración. Que amapolas, nigellas, gordolobos, hinojos y eneldos serpenteen en todos los recovecos… Nos gusta esa abundancia aparentemente espontánea”.

Un sencillo estanque rasante al nivel de prado ordena el espacio central del jardín Plume. Alrededor, los manzanos crean un ambiente de sombra para el relax y la contemplación.
Un sencillo estanque rasante al nivel de prado ordena el espacio central del jardín Plume. Alrededor, los manzanos crean un ambiente de sombra para el relax y la contemplación.CARLOS LÓPEZ

Esta mezcla libre de gramíneas y vivaces que florecen durante todo el año dándose el relevo es la gran aportación del jardín Plume. Sin olvidar el estanque espejo rasante al nivel del prado, sublime en su sencillez. O la gran ola de boj, a la que se ha ido dando forma sin patrón, recortando año tras año sus crestas afiladas. Una lámina de agua y una topiaria —deudoras nuevamente del jardín clásico francés— empleadas con tino que resultan esenciales en el carácter vanguardista de este espacio.

En un jardín tan vitales son los elementos tangibles como los intangibles. El jardín Plume está hecho de texturas y de materia. Pero también de luz, de dinamismo, de movimiento, de rumor, de antagonismos… De atrevimiento, de sensibilidad, de conocimiento histórico, de audacia, de curiosidad, de un profundo dominio del reino vegetal… De furia contenida por el orden; de orden azorado por la furia.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / CAROL LÓPEZ

La invasión biológica: 3.500 especies exóticas introducidas por el hombre causan multimillonarias pérdidas y extinciones

Un exhaustivo informe internacional advierte de que los costes económicos causados por estas plantas y animales se disparan hasta alcanzar ya cerca de 400.000 millones de euros al año

Para combatir en los ríos españoles al camalote —también conocido como jacinto de agua— se ha tenido que movilizar hasta el Ejército. Porque esta planta, que se expande tan rápido como las llamas y es dificilísima de erradicar, se apodera periódicamente de cientos de kilómetros de agua en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir. El camalote, que causa estragos desde el lago Victoria, en África, hasta Indonesia o Florida, en Estados Unidos, encabeza la lista de las 10 especies exóticas invasoras más extendidas en todo el planeta. Es la punta de lanza de la invasión biológica que ha causado el ser humano, unas veces intencionadamente y otras sin querer, y que provoca importantes daños a la naturaleza y multimillonarias pérdidas económicas.

Esta invasión supone un coste anual en el mundo de 423.000 millones de dólares (más de 392.000 millones de euros al cambio actual), sumando las pérdidas económicas y los esfuerzos para su erradicación. Y está entre las cinco principales causas de la crisis de pérdida de biodiversidad que está azotando al planeta, según concluye el Informe de Evaluación sobre Especies Exóticas Invasoras y su Control, que se ha presentado este lunes. Se trata de una exhaustiva radiografía que ha elaborado la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, conocida por sus siglas en inglés, IPBES, y vinculada a la ONU, de la que forman parte 143 países. Los científicos de IPBES sostienen que estas especies “desempeñan un papel clave en el 60% de las extinciones mundiales de plantas y animales”. Además, son las únicas responsables en el 16% de las extinciones mundiales documentadas.

Pero, ¿cómo llegan a convertirse en una amenaza para la biodiversidad? De la mano del ser humano. “Las especies exóticas están siendo introducidas por actividades humanas en todas las regiones y biomas del mundo a un ritmo sin precedentes”, advierte IPBES. Estos expertos calculan que en estos momentos hay 37.000 especies exóticas establecidas que han llegado con el hombre de forma deliberada o accidental. Además, están aumentando a “un ritmo sin precedentes de aproximadamente 200 anualmente”. De todas ellas, hay 3.500 que está documentado que son dañinas y se clasifican como especies exóticas invasoras.

El estudio se centra en ellas y ha sido elaborado por 86 expertos de 49 países, que se han basado en más de 13.000 referencias científicas. “Las personas y la naturaleza están amenazadas por especies exóticas invasoras en todas las regiones de la Tierra”, advierten. Sus impactos negativos “están aumentando rápidamente y se prevé que continúen aumentando en el futuro”. “Incluso sin la introducción de nuevas especies, las poblaciones existentes de especies exóticas invasoras continuarán propagándose por todos los ecosistemas”, explican los autores.

Costes para la economía y la naturaleza

Una de las misiones de este análisis era cuantificar los daños que causan. Muchas de estas especies se introducen con fines comerciales, pero el IPBES es contundente: “Los beneficios para las personas que proporcionan algunas especies exóticas invasoras no mitigan ni deshacen sus impactos negativos, que incluyen daños a la salud humana (como la transmisión de enfermedades), medios de vida, seguridad hídrica y seguridad alimentaria”. “Los costes económicos mundiales de las especies exóticas invasoras se han cuadruplicado cada década desde 1970″, alertan los científicos.

De los 423.000 millones de dólares anuales que se calcula que costaron a la economía mundial en 2019, la gran mayoría (92%) se deriva del impacto negativo en “las contribuciones de la naturaleza a las personas o en la buena calidad de vida”. En concreto, “la reducción en el suministro de alimentos es el impacto más frecuentemente reportado”. El 8% restante “está relacionado con los gastos de gestión de las invasiones biológicas”.

El camalote (Pontederia crassipes) es de nuevo un buen ejemplo: “En el lago Victoria la pesca ha descendido debido al agotamiento de la tilapia, como resultado de la propagación del jacinto de agua”, señala IPBES. Esta especie también tiene consecuencias negativas para la energía (ya que interfiere en la producción hidroeléctrica) y en la calidad del agua. De hecho, el camalote encabeza también la lista de las especies invasoras con mayor número de impactos negativos documentados.

La invasión biológica está detrás además de importantes daños a la salud, con enfermedades como la malaria, la fiebre del Zika o del Nilo Occidental, propagadas por especies exóticas invasoras de mosquitos como las de los géneros Aedes albopictus y Aedes aegyptii. “Las especies exóticas invasoras suponen una grave amenaza para la biodiversidad y pueden causar daños irreversibles en la naturaleza, incluida la extinción de especies a escala local y mundial, además de amenazar el bienestar humano”, ha recalcado este lunes a través de un comunicado Helen Roy, una de las coordinadoras el informe.

Pérdida de biodiversidad

Hace cinco años, el IPBES elaboró un estudio sobre la extinción de especies planetaria que disparó las alarmas. En aquel análisis se fijaron cinco grandes impulsores de la pérdida de biodiversidad mundial: los cambios en los usos del suelo, la crisis climática, la sobreexplotación de los recursos, la contaminación y las especies exóticas invasoras. Los gobiernos que forman parte de esta plataforma pidieron a los científicos que elaboraran un estudio monográfico, que es el presentado ahora.

Los expertos apuntan que, del total de especies exóticas, son invasoras alrededor del 6% de las plantas, el 22% de los invertebrados, el 14% de los vertebrados y el 11% de los microbios. Los autores afirman también que al menos 218 especies exóticas invasoras han sido responsables de más de 1.200 extinciones locales. Tras el camalote, la lantana (un arbusto, Lantana camara) y la rata común (Rattus rattus) son la segunda y la tercera especies más extendidas en el mundo, con repercusiones de gran alcance sobre las personas y la naturaleza.

Difícil erradicación

Además de radiografiar el problema, los expertos del IPBES tenían el encargo de explicar las soluciones a este problema creciente. Porque los científicos señalan que, si todo continúa como hasta ahora, para 2050 se espera que “el número total de especies exóticas a nivel mundial sea aproximadamente un tercio más alto que en 2005″.

Los especialistas advierten de que “a menudo” son “ignoradas hasta que es demasiado tarde”, por eso es necesario actuar de forma temprana. El documento señala que la experiencia hasta ahora ha demostrado que “la erradicación ha sido exitosa y rentable” cuando “sus poblaciones son pequeñas y de propagación lenta, en ecosistemas aislados como las islas”. Por ejemplo, en los últimos 100 años, “ha habido 1.550 ejemplos documentados de erradicación en 998 islas, con un éxito citado en el 88% de los casos”. Uno de los muchos ejemplos es la Polinesia Francesa, donde Rattus rattus (rata negra), Felis catus (gato), Oryctolagus cuniculus (conejos) y Capra hircus (cabras) han sido erradicadas con éxito.

La cosa se complica cuando no son islas y, sobre todo, en los ecosistemas marinos. También, cuando se trata de plantas exóticas, ya que “las semillas pueden permanecer latentes en el suelo durante mucho tiempo”.

Los analistas añaden que “cuando la erradicación no es posible” las especies exóticas invasoras “pueden ser contenidas y controladas, particularmente en sistemas terrestres y de agua cerrada”. Esta contención “puede lograrse con medidas de control físico, químico y biológico” o combinando varias. En el caso de los métodos químicos, los expertos advierten de que deben “implementarse bajo requisitos de cumplimiento regulatorio” y que cada vez tienen menos aceptación social. Por su parte, “el control biológico ha sido muy eficaz para controlar algunas plantas exóticas invasoras, invertebrados y, en menor medida, microbios vegetales y unos pocos vertebrados”, aunque también puede tener efectos no deseados “si no está bien regulado”. En cualquier caso, los autores de IPBES señalan que, en general, “las medidas adoptadas para hacer frente a estos retos son insuficientes”. “Si bien el 80% de los países cuentan con objetivos relacionados con la gestión de las especies exóticas invasoras en sus planes nacionales de biodiversidad, únicamente el 17% dispone de leyes o normativas que abordan específicamente estas cuestiones”, añade. Además, el informe revela que el 45% de los países no invierte en la gestión de invasiones biológicas.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / MANUEL PLANELLES

¿Podremos volar de París a Nueva York en menos de una hora sin agravar el calentamiento?

Científicos europeos están diseñando aviones más limpios y rápidos, ya que el transporte aéreo contribuye enormemente a la crisis climática

STRATOFLY
Recreación de la aeronave hipersónica del proyecto STRATOFLY, que estudia la viabilidad de vuelos de alta velocidad para pasajeros.ESA

Los aviones de pasajeros se han diseñado tradicionalmente con la eficiencia y la seguridad en mente, aunque cada vez se tiene más en cuenta la neutralidad climática. Por tanto, cabe preguntarse: ¿Podremos algún día volar de París a Nueva York en menos de una hora sin agravar el calentamiento global?

Es lo que propone el proyecto europeo STRATOFLY: un avión Mach 8, esto es, una aeronave hipersónica que alcanza una velocidad de al menos 9.500 kilómetros por hora, o aproximadamente ocho veces la velocidad del sonido. El proyecto STRATOFLY, desarrollado entre 2018 y 2021, se basó a su vez en tres proyectos europeos de investigación anteriores sobre el mismo tema. “No será fácil”, señala Nicole Viola, coordinadora de STRATOFLY y profesora en el Politécnico de Turín (Italia). “Tal vez todavía no estemos preparados para el Mach 8, pero estoy segura de que llegaré a ver en vida un avión hipersónico”.

STRATOFLY diseñó un prototipo en forma de modelo informático de avión hipersónico propulsado por hidrógeno. El proyecto se centró en maneras innovadoras de propulsar un avión capaz de transportar a trescientos pasajeros.

Mientras tanto, el interés político en la UE por el transporte aéreo supersónico de pasajeros ha disminuido, sobre todo debido a cuestiones medioambientales, a las que hay que sumar el ruido y las emisiones contaminantes que provocan el cambio climático. Recientes iniciativas legislativas de la UE, entre las que se cuenta una nueva ley para reducir las emisiones de la aviación, han puesto de relieve el escepticismo político en Europa, ya que limitan los incentivos para los vuelos comerciales supersónicos.

Aun así, en los campos de la aviación civil y la investigación siguen surgiendo ideas ambiciosas para desarrollar aviones más rápidos y limpios. Aunque podrían pasar muchas décadas hasta que estas tecnologías entren en funcionamiento, los científicos consideran que es importante soñar a lo grande.

No tan rápido

El diseño de STRATOFLY planteó muchas dificultades tecnológicas. No obstante, uno de los mayores obstáculos no era realmente crear una aeronave que pueda volar rápido, sino diseñar una que también pueda hacerlo lentamente. “El problema no es la fase hipersónica”, explica Viola.

El avión hipersónico con el que Viola y sus colegas soñaban no solo debe volar a gran velocidad, sino también despegar y aterrizar a velocidades mucho menores. Esto complica la fase de diseño. Un motor capaz de alcanzar velocidades hipersónicas, por ejemplo, no es la mejor opción para velocidades más bajas. Un motor hipersónico también requiere una gran entrada para “aspirar” aire, que se mezcla con hidrógeno. “A más velocidad, mayor entrada de aire”, comenta Viola. Pero a menor velocidad, el motor necesita aspirar menos aire, lo que obliga a los científicos a buscar un punto medio en el diseño.

La aeronave de noventa y cuatro metros cuenta con una entrada de aire de grandes dimensiones en el morro, con puertas correderas para regular la toma de aire. Desde el despegue hasta conseguir una velocidad de 5.000 kilómetros por hora, seis motores más pequeños hacen todo el trabajo. Por encima de esa velocidad, un motor enorme que se extiende por toda la cola impulsa al avión hacia delante. Más allá de cuestiones puramente de diseño, STRATOFLY ha demostrado las ventajas de utilizar hidrógeno líquido en lugar de hidrocarburos como combustible de aviación.

Regreso al futuro

La propuesta de STRATOFLY es meramente un concepto diseñado para demostrar cómo sería un avión hipersónico. Permite a los investigadores probar y reflexionar sobre nuevas tecnologías que podría llevar décadas materializar con éxito.

Sin embargo, hoy en día, la industria de la aviación podría volver a los aviones supersónicos como el famoso Concorde, que estuvo activo durante más de treinta años antes de que lo retiraran en 2003. Lo utilizaron Air France y British Airways, y debe su notoriedad sobre todo a sus rutas París-Nueva York y Londres-Nueva York, con una duración de viaje de ida de entre tres y tres horas y media.

La empresa estadounidense Boom Aerospace ya ha firmado contratos de diseño supersónico con United Airlines y American Airlines. El vuelo hipersónico ya atrae atención más allá de la aviación civil. La industria espacial tiene en el punto de mira esta tecnología para construir naves que puedan despegar como un avión; un desarrollo que podría reducir la necesidad de costosos lanzamientos de cohetes. “Lo hipersónico se encuentra entre la aviación y el espacio”, afirma Viola. “Por lo que, al final, veremos como uno de los dos campos adopta esta tecnología”.

Despejar el medioambiente

Independientemente de si estos vuelos de alta velocidad resultan posibles, hacer que los combustibles de aviación sean más limpios es una prioridad creciente para la UE. Hoy en día, la aviación representa aproximadamente el 2,5 % de las emisiones mundiales de CO₂.

El hidrógeno podría ser la solución, según el profesor Bobby Sethi de la Universidad de Cranfield, en Reino Unido. “Llevamos mucho tiempo investigando el hidrógeno para aviación”, explica Sethi. “No obstante, los costes empañaron el entusiasmo durante mucho tiempo, aunque su adopción es una cuestión de tiempo, no de condicionales”. Ha coordinado el proyecto europeo ENABLEH2, que concluyó en noviembre del pasado año tras cuatro años de estudio del potencial del hidrógeno en aviación.

El hidrógeno ofrece muchas ventajas, según Sethi. Es uno de los elementos más abundantes de la Tierra y, si se genera con energías renovables, no emite CO₂. Además, la investigación de ENABLEH2 demostró que los sistemas de combustión del hidrógeno emitirán menos NOx, otro gas de efecto invernadero, que el queroseno.

Por otra parte, los aviones propulsados con hidrógeno pueden recorrer distancias más largas que las aeronaves eléctricas, que posiblemente se destinen a vuelos de corto y medio alcance.

Itinerarios de transición

Pero no hay que dejar de lado los costes. El hidrógeno se comporta de manera distinta al combustible de aviación convencional, lo que implica volver a diseñar aviones y algunos aeropuertos, transición esta que podría llevar de veinte a treinta años, según apunta Sethi.

“Podríamos volver a diseñar técnicamente un avión ya existente, como el Airbus A380, para que funcione con hidrógeno”, dice. “Pero habría que instalar tanques de hidrógeno en la aeronave. No podemos almacenar el combustible en las alas como se hace hoy en día, por lo que este modelo es poco competitivo con combustibles de aviación normales o sostenibles”.

Por eso, la mayoría de predicciones prevén un periodo intermedio en el que la industria podría usar combustibles de aviación sostenibles (SAF por sus siglas en inglés) alternativos, que normalmente se elaboran a partir de biomasa o residuos y que producen menos CO₂ a lo largo del ciclo de vida que los convencionales.

Según Sethi, sería mejor “centrarse en la captura del carbono generado por las emisiones de la aviación en el periodo intermedio e invertir de forma agresiva en el hidrógeno para reducir el tiempo de transición”. Independientemente del camino que se tome, la clave para Sethi es un futuro a largo plazo y sostenible para la industria. “La aviación tiene enormes beneficios sociales y económicos”, señala. “Ha reducido drásticamente el tiempo de transporte por todo el mundo y ha impulsado el crecimiento económico gracias a, por ejemplo, el turismo. No podemos dejar que se destruya”.

La investigación descrita en este artículo ha sido financiada con fondos de la UE. Artículo publicado originalmente en Horizon, la Revista de Investigación e Innovación de la Unión Europea.

Fuente: El País/TOM CASSAUWERS.

Los primeros besos se registraron en Mesopotamia hace 4.500 años

Escritos sumerios y acadios recogen esta práctica en su doble función, como parte del acto sexual y muestra de afecto entre familiares y amigos

Besos mesopotamia
Modelo en arcilla de una pareja recostada besándose en Babilonia y que data de hace 3.800 años. THE TRUSTEES OF THE BRITISH MUSEUM

No se sabe cuándo los humanos empezaron a besarse, quizá desde el inicio de sus tiempos. Pero las primeras referencias escritas al beso aparecen en Mesopotamia hace unos 4.500 años. Ya entonces, los besos tenían las distintas funciones que conservan hoy: como parte del acto sexual, y como muestra de cariño, de respeto e incluso, una manifestación religiosa o supersticiosa. Y ya entonces habrían perdido su función original que, según algunos antropólogos, sería encontrar a la pareja ideal por medio de las señales químicas enviadas y recibidas durante el beso.

En su libro The Science of Kissing (La ciencia del beso, no editado en español), la investigadora Sheril Kirshenbaum recoge el trabajo de varios antropólogos que sitúan las primeras menciones al beso en los orígenes de la civilización hindú, en la India, hace unos 3.500 años. De allí, los hombres de Alejandro Magno habrían llevado tal práctica a la antigua Grecia. Estas referencias iniciales en textos sagrados del hinduismo, como el Atharvaveda, no tienen una palabra específica para el acto de besar. En varias partes de esta obra se usa la expresión “oler con los labios”. Otra línea del poema se puede traducir como que “un joven señor de la casa lame repetidamente a la joven”. Aquí, escribe Kirshenbaum, “lamer puede referirse a una especie de beso o caricia”. En otro poema hindú, el Mahabharata, se habla del beso como el acto de juntar los labios. Pero este texto, como el Vatsyayana Kamasutra, es mucho más reciente.

Dos investigadores daneses sostienen ahora en un trabajo publicado en Science que las primeras referencias explícitas al beso aparecen en textos sumerios, civilización surgida en el sur de lo que hoy es Irak. Uno de los autores es Troels Pank Arbøll, profesor de la Universidad de Copenhague y experto en las antiguas civilizaciones de Oriente Próximo. “La primera evidencia textual que menciona los besos romántico-sexuales parece surgir en la antigua Mesopotamia alrededor del año 2500 antes de Cristo”, cuenta Arbøll en un correo. La escritura se inventó en esta parte del mundo, entre los ríos Tigris y Éufrates, hace unos 5.200 años, con textos sumerios y acadios en tablillas de arcilla, con “la escritura cuneiforme, en uso hasta 80 años después de Cristo. Tenemos muchas fuentes disponibles hoy de ese lapso de tiempo. Sin embargo, cuando se inventó, la escritura en el antiguo Irak, se utilizó en principio para la administración, lo que supone que otros tipos de textos solo aparecen gradualmente”, añade. Habría que esperar 700 años a los textos que hablan de besarse.

“Las primeras referencias a los besos ocurren en narraciones mitológicas sobre el comportamiento y las acciones de los dioses. Solo un poco más tarde (especialmente a principios del segundo milenio a. C.) encontramos referencias claras a los besos en documentos privados”, completa el científico danés. En efecto, la primera mención al beso, una mención subida de tono, aparece en el llamadoCilindro de Barton, un texto mitológico escrito en sumerio hace entre 4.350 y 4.500 años. Como cuenta Arbøll, en las columnas 1, líneas 1 a 14 y la columna 2, líneas 4 a 10, del cilindro se puede leer el siguiente párrafo:

“Aquellos días son ciertamente días lejanos. Aquellas noches son en verdad noches lejanas. Aquellos años son ciertamente años lejanos. La tormenta rugió, los relámpagos destellaron. En la zona sagrada de la ciudad de Nippur, la tormenta rugía, los relámpagos centelleaban. El Cielo habló con la Tierra. La Tierra habló con el Cielo. Con la diosa ‘Gran-Buena-Señora-del-Cielo’, la hermana mayor del dios Enlil, con Ninhursag, con la ‘Gran-Buena-Señora-del-Cielo’, la hermana mayor de Enlil, con Ninhursag, tuvo relaciones sexuales. Él la besó. El semen de siete mellizos él embarazó en su vientre”.

Este texto es un milenio anterior a los poemas sagrados hindúes que hablaban de juntar los labios. En tablillas ya posteriores aparecen menciones a todos los tipos de besos imaginables. En textos sumerios, se habla del beso como acto posterior al coito. Mientras, en tablillas acadias, civilización al norte de la sumeria, se recogen pasajes de besos en los pies o el suelo que han pisado como muestra de respeto o sumisión a los padres o a los sacerdotes, pero en otros se lee del beso como manifestación del deseo sexual.

Arbøll aclara enseguida que los primeros besos no se dieron en esta parte del mundo: “No mantenemos que el beso se originó en la antigua Mesopotamia, sino todo lo contrario”. Con el Cilindro de Barton, los textos hindúes y también referencias algo más ambiguas coetáneas descifradas en Egipto, el científico danés mantiene que “esta forma de besar se practicaba en una gran área geográfica en la antigüedad, lo que argumentamos no apunta a un solo punto de origen, al menos en tiempos históricos; en cambio, parece haber tenido múltiples orígenes diferentes”. Pero si alguien insistiera en identificar un solo origen, termina Arbøll, “tendría que buscarse en tiempos prehistóricos”.

Y tan prehistóricos. La bióloga de la Universidad de Oxford y coautora del trabajo publicado en Science Sophie Lund Rasmussen recuerda que en las especies más cercanas a los humanos también se besan: “Los estudios en bonobos y los chimpancés han demostrado que ambas especies se besan, lo que puede sugerir que la práctica de besar es un comportamiento fundamental en los humanos, y eso explicaría por qué se puede encontrar en todas las culturas”. Y ¿por qué sería fundamental? “Los antropólogos evolutivos han sugerido que los besos romántico-sexuales evolucionaron con el fin de evaluar aspectos de la idoneidad de una posible pareja a través de señales químicas comunicadas por la saliva o el aliento, y facilitar sentimientos de apego, la unión de pareja y facilitar la excitación sexual”, dice Rasmussen en un correo. “Que los besos sexualmente románticos también se vean en nuestros parientes vivos más cercanos propone que este comportamiento sería incluso mucho más antiguo que nuestra documentación más antigua”, añade. La divergencia entre estos grandes simios se produjo hace cinco millones de años.

“Sospecho que nuestra especie se ha estado besando desde que estamos en la Tierra”

Sheril Kirshenbaum, autora de ‘The Science of Kissing’ (La ciencia del beso, no editada en español)

Kirshenbaum, la autora de The Science of Kissing, no relacionada con el estudio de Science, añade: “Dado que vemos tantos comportamientos similares en todo el reino animal, sospecho que nuestra especie se ha estado besando desde que estamos en la Tierra”. Pero Kirshenbaum quiere destacar otra cosa sobre los besos, que no tiene que ver con su origen: “Besarse entre dos personas fomenta sentimientos de conexión, deseo, seguridad y amor, todo dependiendo del contexto del beso. Promueve una sinfonía de señales químicas como la oxitocina y la dopamina que influyen en cómo pensamos, sentimos y actuamos”.

Fuente: El País/Miguel Ángel Criado.

Vídeo | La tumba de Tutankamón: la puerta al Antiguo Egipto

Se cumplen cien años del descubrimiento de los restos del faraón a manos de Howard Carter y Lord Carnarvon

Howard Carter examinando la tumba de Tutankamón en 1922.Foto: AGENCIAS | Vídeo: ALBA ARGILÉS

El 4 de noviembre de 1922, Howard Carter, un arqueólogo y egiptólogo inglés que llevaba años buscando entre la arena del desierto, descubrió el primero de los peldaños de una de las reliquias mejor conservadas del Antiguo Egipto: la tumba de Tutankamón. El sucesor de Akenatón Nefertiti, estaba tal y como lo habían amortajado sus fieles 3.000 años antes. Y, con él, miles de joyas, muebles, objetos de decoración y recuerdos que acercaron la antigüedad al presente.

En el vídeo que acompaña a esta noticia, Jacinto Antón, periodista de EL PAÍS, explica cómo Carter, financiado por el aristócrata Lord Carnarvon, logró localizar esta tumba después de años de investigación en el Valle de los Reyes, en Luxor, la necrópolis de los faraones. Antón explica cómo fue el momento en el que encontraron la momia, las reacciones de sus descubridores, los objetos que acompañaban al faraón y el legado que proporcionó este hallazgo.

“La ventaja de la tumba de Tutankamón es que, a parte de todas las maravillas que ofrece, ofrece un modelo de cómo eran los enterramientos de los faraones. Tiene un valor científico e histórico tremendo”, asegura Antón. Ahora, cien años después del descubrimiento, todavía hay misterios por resolver sobre la vida del faraón y sobre su muerte, ya que falleció a los diecinueve años. Pero también sobre lo que ocurrió durante aquella excavación que duró cerca de diez años en concluir por la cantidad de reliquias halladas.

Fuente: El País/Alba Argilés.

La brillante madurez de la hierba de plata, la planta que susurra con el viento y que es más bonita cuando envejece

Conocida popularmente como monedas de papel, monóculo de nácar, vaina de raso, flores de plata o copos de luna por el halo resplandeciente de sus vainas secas, la humilde ‘Lunaria annua’ revela su carácter más evocador justo antes de morir

Una de las enseñanzas más reveladoras que se puede aprender de las plantas en particular y de la naturaleza en general es a apreciar la singularidad y el encanto de cada instante del ciclo vital. Esto se hace especialmente patente en las plantas con flor: suelen maravillarnos en su juventud, cuando brotan, florecen y exhiben su grado máximo de lozanía. Las admiramos, regalamos fotografiamos cuando están en ese instante privilegiado y efímero, antes de alcanzar la madurez. Y luego, ¿hasta nunca…?

Basta un mínimo de sensibilidad —botánica o simplemente artística— para llegar a sentirse conmovido por la esfera seca de un allium, por el esqueleto dorado de una hortensia a principios del invierno, por la estructura enjuta y deshidratada de una cañaheja marchita, por las espigas agostadas de cereal. Y no estamos hablando de plantas disecadas artificialmente por un florista: hablamos de especies aún vivas, enraizadas en el mismo suelo donde han brotado y crecido. De plantas viejas justo en el momento antes de exhalar su último aliento.

La Lunaria annua es uno de los ejemplos más poéticos de especies vegetales que despliegan sus atributos más seductores justo antes de morir. “Pale dusted like / the Luna’s wings / I’d like to meet / October’s chill. / Like the silver moonplant/ Honesty, / that bears toward winter/ its dark seeds” (”Como las alas de la Luna / pálidas, polvorientas, / quiero sentir / el frescor de octubre. / Como la planta lunaria / Honestidad, / que porta hacia el invierno / sus semillas oscuras”). Estos versos pertenecen al poema Lunaria escrito por la poeta y ensayista americana Katha Pollitt (Brooklyn, Nueva York, 1949). “Me inspiró la idea de la lunariaevolucionando a través de las diferentes etapas de su vida hasta la última, que también es la más llamativa e inusual. Ese envejecimiento no es solo una pérdida, sino un despojo de lo inesencial”, escribió Pollitt sobre las emociones que le transmitió contemplar el ciclo vital de la Lunaria annua, con sus fascinantes metamorfosis, y que finalmente la animaron a escribir sobre ella.

Y es que esta planta humilde y de hábitos nada exigentes (crece en zonas de escombreras, en márgenes de carreteras y caminos y en taludes umbríos y húmedos, aunque también en semisombra) es el patito feo de las vivaces. Sus flores moradas son sencillas, discretas. Pero la verdadera rareza de la lunaria, eso que la hace atractiva y especial, se manifiesta en la vejez de la planta. Una vez se caen las flores y su fruto ha perdido el verdor, cuando la mata ha tomado ya la vereda sin retorno hacia el fin de sus días.

La juventud de la lunaria, en primavera, es tal vez su estadio más anodino. A partir de marzo, esta vivaz anual o bianual de grandes hojas dentadas se cuaja de racimos de pequeñas flores de cuatro pétalos. Existen diferentes cultivares con flores blancas, rosadas, magenta e incluso variegadas, aunque los más habituales son de flores moradas o color púrpura.

Lunaria annua, Honesty, Money Plant
Flores de ‘Lunaria annua’ en primavera.SERGI ESCRIBANO (GETTY IMAGES)

De adulta, hacia el mes de junio, aparecen las silículas, unas cápsulas con forma de disco que son las que contendrán las semillasSon estas vainas las que logran que, en verano, el patito feo se transforme en cisne. Cuando maduran, las vainas se secan y la finísima piel que recubre las semillas por ambos lados de la cápsula se desprende para liberarlas y autosemillarse. Entonces queda al descubierto una membrana central traslúcida, brillante, de aspecto nacarado, que es la que le da a esta planta todos sus nombres: monedas de papel, hierba de plata, silver dollar, monedas del Papa, monóculo de nácar, vaina de raso, flores de plata, copos de luna… Como reza el poema de Katha Pollitt, también se la llama honestidad, porque la membrana de la vaina de la lunaria es tan translúcida que se puede ver a través de ella, incapaz de esconder nada.

Es en esa etapa brillante y plateada de la vejez cuando la Lunaria annua exhibe en plenitud todos sus encantos. No solo centellea, también murmura. Las vainas plateadas —rígidas como el papel de seda— susurran como un manojo de campanas acunadas por el viento cálido de finales del verano.

Dry seeds of Annual Honesty (Lunaria annua)
Vainas secas de ‘Lunaria annua’ a finales de verano.DIANE MACDONALD (GETTY IMAGES)

Una linterna en otoño

En la época victoriana, atraídos por el halo romántico y gótico de los manojos secos de Lunaria annua, los miniaturistas pintaban con tinta china detalladas escenas en la membrana plateada de sus vainas, algo muy del gusto anglo-japonés que se puso de moda en Europa a finales del XIX. Los artistas decorativos se inspiraban en las artesanías con papel washi, un material delicado, pero resistente, y de acabado pulido utilizado desde hace milenios en Japón no solo como soporte para la caligrafía y la pintura, sino también para fabricar colgantes votivos, paraguas, tarjetas de cortesía, muñecas, paipáis… “También se hacen con washi los tradicionales shōji, los paneles de madera y papel translúcido que tamizan la luz hacia el interior de las viviendas y que son tan queridos en Japón porque satisfacen ese afán de vivir sintiendo indirectamente la presencia de la naturaleza”, explican en el portal Nippon. “Y los farolillos y linternas portátiles que alumbran con luz suave y difusa la oscuridad de la noche”, añaden.

Igual que la Lunaria annua, más hermosa que nunca en otoño, en el final de sus días, según Katha Pollitt: “A papel lantern / lit within / and shining in / the fallen leaves” (”Una linterna de papel / Iluminada desde dentro / que resplandece / entre las bojas caídas”).

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / CAROL LÓPEZ

El cirujano pediátrico de las 1.400 operaciones en África encuentra, por fin, una ambulancia para no trasladar a los niños en moto

Una cadena de favores que empezó en el pueblo de Tarragona Móra d’Ebre después de que su alcalde leyera un artículo de EL PAÍS consigue que la ONG del médico tenga un vehículo homologado para los postoperatorios

La imagen es, cuanto menos, curiosa. Una ambulancia de la empresa catalana Egara hace su entrada en el pueblo tarraconense de Móra d’Ebre, de apenas 5.600 habitantes, escoltada por la policía. Dentro no hay ningún personaje famoso ni ha sido robada del depósito. El motivo es de todo menos rocambolesco: acaba de ser reparada y todavía no tiene seguro. Y esa ambulancia es el sueño materializado del cirujano pediátrico Carlos Bardají (Barcelona, 69 años), que ríe al teléfono mientras cuenta la anécdota. Es el exjefe de Cirugía Pediátrica del hospital público de Navarra, que se dedica a operar a niños en Senegal y Gambia con la ONG pamplonesa Hope and Progress que él fundó y con la que ha intervenido ya a más de 1.400 menores de Senegal y Gambia. Bardají ríe porque con esta ambulancia, donada por la empresa catalana y reparada por el consistorio de Mora d’Ebre, ya no tendrá que volver a trasladar en moto a los menores recién intervenidos. “Era un drama”, confiesa, porque después de ser operados tenían que ir a sus hogares en moto, atados a un miembro del equipo con una cuerda, “un cinturón especial con cincha”. Aquel capítulo se ha cerrado gracias a la solidaridad y al trabajo del ayuntamiento catalán después de que su historia saliera publicada en EL PAÍS hace más de un año. Este jueves se ha firmado el documento por el que la fundación pasa a ser propietaria de la ambulancia.

Parece una historia sencilla, pero los obstáculos han sido numerosos. “Esta ambulancia estaba averiada en Les Borges Blanques (Borjas Blancas), un pueblo importante de la provincia de Tarragona. Llevaba meses allí y, en un momento dado, el que era entonces alcalde del pueblo leyó el artículo y contactó conmigo”, rememora Bardají. El entonces regidor de Móra d’Ebreera Joan Pinyol (Junts), de 56 años, a quien le impactó conocer las condiciones en las que tenían que trabajar los profesionales voluntarios de Hope and Progress. “Me pareció totalmente absurdo que en la época en la que estamos haya ambulancias en tantos sitios y, en otros, tanta precariedad”, recuerda.

Conocedor de que en España estos vehículos apenas tienen unos pocos años de vida útil antes de ser dados de baja, se propuso conseguir una para Bardají. Aquí entró en juego la casualidad. Pinyol había conocido a un primo del cirujano pediátrico, ya fallecido, que ejercía de radiólogo en el hospital del municipio y logró su contacto a través de la viuda. Bardají recuerda aquella primera conversación: “Me dijo, ‘mira, voy a hacer todo lo posible porque tengas una ambulancia”. Y así comenzó un laberinto interminable de obstáculos. “Tinyol lo peleó, habló con la empresa propietaria de la ambulancia, pero había un problema, estaba averiada. No era moco de pavo, había que cambiar el motor entero. El Ayuntamiento asumió la reparación y llegó el siguiente problema: encontrar un motor”. Tinyol resta importancia a su aportación: “No es mérito mío. A mí se me ocurrió la idea, pero lo conseguimos entre todos. Ha habido mucha predisposición por parte de todo el mundo”. Poco después se produjo un relevo en el consistorio, cuenta Bardají: “Rubén Biarnes (también de Junts) llegó al cargo y asumió los compromisos del anterior, lo cual también es de alabar. Me dijo, ‘tranquilo que vas a tener la ambulancia. No sé cuánto tardaremos, pero esto no se va a quedar en la vía muerta”. A principios de agosto, recibió la buena noticia: la ambulancia había sido reparada.

No obstante, todavía quedan varios trámites por delante hasta que el vehículo pueda trabajar en los países africanos. Nada que no pueda solucionarse, vuelve a reír Bardají, más que acostumbrado a las trabas burocráticas. Hay una fundamental. Según la legislación senegalesa, si un vehículo tiene más de ocho años, no puede entrar en su territorio de forma permanente. La ambulancia los ha rebasado recientemente, y eso “que las conversaciones empezaron cuando la ambulancia tenía seis años y medio”. Bardají, que no ha podido llevarse este jueves la ambulancia a Pamplona por cuestiones administrativas, ya ha diseñado el modo de salvar este obstáculo. El vehículo saldrá en barco desde Bilbao hasta la capital de Gambia, Banjul, cuya legislación no pone esa clase de límites. Así, Gambia será su base de operaciones, desde donde sí podrá acceder por tierra a Senegal durante periodos cortos de tiempo para operar a menores. Claro que eso exigirá más fondos porque la ONG deberá sufragar más gastos, como gasolina o la manutención de los voluntarios que viajen unos días antes para trasladar el vehículo.

Sin embargo, Bardají es optimista. Ahora solo piensa en lo que ha dejado atrás: se acabó el llevar a los pequeños recién operados en moto. Lo demás, ya se verá. Su mente no para y ya sueña con el abanico de posibilidades que se abre delante de él, como la de poder desplazar a varios miembros del equipo por las aldeas para hacer “las revisiones de los que hemos operado el día anterior”.

ista. Ahora solo piensa en lo que ha dejado atrás: se acabó el llevar a los pequeños recién operados en moto. Lo demás, ya se verá. Su mente no para y ya sueña con el abanico de posibilidades que se abre delante de él, como la de poder desplazar a varios miembros del equipo por las aldeas para hacer “las revisiones de los que hemos operado el día anterior”.

Carlos Bardají, anterior jefe de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario de Navarra.
Carlos Bardají, anterior jefe de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario de Navarra.PABLO LASAOSA

Hay más cuestiones en las que pensar. El cirujano organiza tres expediciones al año -y otras tres previas a las que va él solo para diagnosticar pacientes y organizar la ruta-, pero no todos los voluntarios que le acompañan pueden repetir siempre. Fundamentalmente por motivos económicos, pues deben pagarse el billete de su bolsillo. También por cuestiones de agenda porque la mayoría está ejerciendo. “No me queda otro remedio que echar mano de los jubilados. Tengo en cartera a varios con dos cualidades importantes. Una, la motivación. Dos, la experiencia. Cuando empezaron a trabajar como especialistas no había resonancias magnéticas, ni TACs ni PETAC, así que saben torear sin medios”, se ríe.

La fundación recibe donaciones económicas y en especie, que Bardají gestiona a través de la cuenta de facebook Hope and Progress. “Me escriben a través de Messenger y yo les atiendo en persona”. También venden bolsos y gorros quirúrgicos para profesionales sanitarios. Además, desde este pasado mayo, la fundación ha entrado en la ley de Mecenazgo del Gobierno foral, lo que contribuirá seguramente a que más personas hagan donaciones.

Hace casi un año y medio desde aquella primera conversación de este periódico con Bardají. Ahora, ya no lleva cuatro teléfonos encima ni dirige el servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario de Navarra (HUN) porque hace un año escaso que se jubiló, pero sigue siendo un terremoto de actividad. A finales de este 2023 tiene previsto otro viaje a Senegal. El mes pasado logró firmar un convenio de colaboración con un hospital regional en la ciudad de Kolda, al sur del país. Se muestra esperanzado porque con esta nueva base de operaciones podrá operar a pacientes que “no pueden pagar el autobús para llegar a operarse”. Por supuesto, no es su único proyecto. Desde mayo de 2022 ha llevado en persona a Senegal diez incubadoras ligeras fabricadas en Pamplona que ha ido depositando en maternidades que tienen unidad neonatal, pero carecen de ellas. “Así se pueden evitar montones de muertes de niños prematuros”. No quiere despedirse sin otra gran noticia: gracias a la ayuda de la inmobiliaria A10 van a poder rehabilitar un centro de salud en las Islas Karones, que ni siquiera aparecen en Google Maps. Su mente es un torbellino de ideas y se le nota la ilusión en cada paso. Le dejamos caer que, quizá, con este nuevo artículo, logre una segunda ambulancia. “No me digas eso, que me explota el corazón”. (La negrita es nuestra por si alguien recoge el testigo).

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / AMAIA OTAZU