Archivo por meses: enero 2023

La nao ‘Victoria’ vuelve a entrar en Sevilla quinientos años después de completar la primera vuelta al mundo

Una reproducción de la nave con la que Juan Sebastián Elcano arribó el 8 de septiembre de 1522 llegó en septiembre a la capital andaluza para festejar una de las mayores gestas de la humanidad

Si heroico había sido salir, lo verdaderamente épico fue regresar. “Nadie en el porvenir se aventurará a emprender un viaje parecido”. Lo escribía el navegante italiano Antonio Pigafetta, consciente de las consecuencias históricas que tendría en el devenir mundial su llegada al puerto de Mulas de Sevilla el 8 de septiembre de 1522, tras conseguir completar la primera vuelta al mundo en un periplo que narró en los pasajes de un diario escalofriante escrito durante la travesía. Descalzos, cadavéricos y al límite de la resistencia humana, 17 supervivientes ―Pigafetta entre ellos― de la gran expedición marítima organizada tres años antes por el navegante portugués Fernando de Magallanes, y que tenía como propósito abrir una ruta comercial con la isla de las especias (las actuales islas Molucas), regresan a Sevilla. Magallanes, al igual que un altísimo porcentaje de la tripulación, había muerto en Filipinas durante un combate con la población indígena en 1521. Los que consiguen completar el viaje lo hacen capitaneados a partir de ese momento por Juan Sebastián Elcano en una única nave, la nao Victoria, de las cinco que habían partido del mismo puerto sevillano en agosto de 1519.

Escribe Pigafetta que una multitud ve llegar a esos hombres espectrales sumida en un completo silencio, mientras desde el barco resuenan las salvas de los cañones con las que tradicionalmente se celebraba la llegada a un nuevo puerto. La nave, igualmente maltrecha, viene remolcada río arriba desde Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, y apenas se mantiene a flote. Al día siguiente, “con cirios en la mano y en procesión” ―relata el cronista―, los supervivientes se dirigen a postrarse a los pies de la Virgen de la Victoria, en la catedral de Sevilla, del mismo nombre que la única embarcación superviviente.

La verdadera gesta fue volver. Esta expedición nunca quiso dar la vuelta al mundo. Su objetivo eran las Molucas y traer a Europa las especias”, explica el catedrático de Historia de América Ramón María Serrera, que este jueves cierra con una conferencia de clausura los actos de conmemoración de la hazaña en el Archivo de Indias de Sevilla. “La vuelta al mundo es posible porque no supieron volver por donde habían venido”: el americanista explica lo que él denomina el gran logro del “retorno imprevisto”. Según el experto, “el tornaviaje no se descubre y se regulariza en este tipo de expediciones náuticas hasta 1565, o sea que la decisión de Elcano cuando muere Magallanes es navegar hacia Occidente”. Lo hizo atravesando todo el océano Índico, mares entonces portugueses, llenos de peligros y piratería, hasta llegar al cabo de Buena Esperanza y contornear África para alcanzar las Azores. De allí a Sanlúcar y a Sevilla. “Ese carácter de lo imprevisto es importantísimo, navegaban sin saber por dónde iban, pero estaban descubriendo el planeta”, añade el historiador.

La expedición inicial estaba formada por cinco naves con 265 hombres. Sin embargo, esta tragedia humana de dimensiones colosales, con más de 200 bajas, sirvió para una proeza de dimensiones aún mayores: cuatro vascos, cuatro griegos, dos andaluces, dos portugueses, dos italianos, un cántabro, un extremeño, un gallego y un alemán fueron los afortunados en culminar la I Circunnavegación de la Tierra, confeccionando un nuevo orden del mundo. “Nos centramos siempre en el tema de la proeza, de la hazaña, y no en las consecuencias, tan impresionantes como la verificación de la esfericidad de la tierra. Algo que ya habían adelantado los geógrafos griegos en el siglo III, entre ellos Eratóstenes de Cirene, pero que en el siglo XVI pasa de ser una especulación del mundo clásico a una comprobación empírica”, destaca el americanista sevillano. Tres años y catorce días de travesía en los que recorrieron 32.000 millas náuticas (72.000 kilómetros), dando a conocer “la plena dimensión esférica de nuestro planeta”. Una gesta que cambió la historia de la navegación y es una clave fundamental para comprender la Historia Moderna y, por qué no, el principio de la globalización.

En la actual plaza de Cuba de la capital andaluza, donde antes se encontraba el puerto de Mulas, que recibió a esas 17 almas maltrechas, mirando de frente a la Torre del Oro, apenas recuerdan esta epopeya universal una placa colocada en 2010 en el antiguo convento de Los Remedios, al comienzo de la calle dedicada a Juan Sebastián Elcano, y la Milla Cero de la Tierra, monumento conmemorativo de la primera circunnavegación con una esfera armilar.

Pero hoy se cumplen 500 años de la culminación de esta gesta capitalizada al alimón por las ciudades andaluzas de Sevilla y Sanlúcar de Barrameda, y los puertos que vieron partir y regresar a estos hombres están de fiesta. Un gran desfile naval que partió este pasado martes de la ciudad gaditana con las réplicas de los barcos históricos continúa hoy su recorrido por la desembocadura del Guadalquivir hasta culminar esta tarde con la entrada en la capital andaluza de la reproducción de la nao Victoria. Es el punto final de una conmemoración que comenzó en 2019 con la gran exposición El viaje más largo, inaugurada por los Reyes de España en el Archivo de Indias de Sevilla ―y que actualmente se encuentra completando su gira por el país―, pero que tuvo que interrumpir su ambicioso calendario durante la pandemia, con la sensación agridulce de no haberse podido alcanzarse la magnitud de esta gesta universal.

“Lo cierto es que en estos tres años se ha hecho un gran esfuerzo importante por parte de las Administraciones, tanto públicas como privadas, por salvar la conmemoración y darle altura nacional e internacional aún en estos años de pandemia. Se han sacado adelante más de cien proyectos de muy diverso calado, que ahora culminan con los grandes eventos de Sanlúcar de Barrameda y Sevilla, con la presencia del Rey y el Gobierno de España, y la tarea de aquí en adelante es trabajar para que quede un legado en la ciudad”, explica Guadalupe Fernández, directora de contenidos de la Fundación Nao Victoria, en sintonía con el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz (PSOE). Este último explica su intención: “Queremos ser capaces no solo de cerrar esta conmemoración por todo lo alto, como estamos haciendo durante esta semana, sino de hacerla permanecer y de que esté de aquí en adelante vinculada a la imagen y a la marca de Sevilla”.

Tras los actos programados esta tarde en el Real Alcázar de Sevilla, con la presencia, además del Rey, de los ministros de Asuntos Exteriores de España y Portugal, José Manuel Albares y João Gomes Cravinho, una de las principales señas de identidad que van a permanecer y a modificar ya para siempre el paisaje fluvial más icónico de la ciudad es, precisamente, el atraque definitivo junto a la Torre del Oro de la réplica de la nao Victoria que se construyó en 2019 ex profeso para la celebración del V centenario.

La nave original, otra de las injusticias de la historia, fue vendida en subasta pública cinco meses después de su llegada a Sevilla en 1522 a un mercader genovés, el mejor postor, por 285 ducados. A partir de ahí, se pierde su pista. “Si bien realmente desconocemos su destino, cronistas de la época e historiadores de siglos sucesivos reflexionaron sobre cómo tendría haber sido su justo final, mucho más glorioso en consonancia a la hazaña que realizó, como hubiera sido su conservación en las Atarazanas de la ciudad”, recuerda Guadalupe Fernández.

Junto a la reconstrucción de la nave y su apertura al público, la Fundación Nao Victoria, en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía, tiene prevista la apertura a partir del mes de diciembre del centro de interpretación Explora Terra, ubicado junto a la Torre del Oro, “un proyecto para facilitar el conocimiento y las relaciones transfronterizas entre España y Portugal, concebido para conservar y dar a conocer el patrimonio cultural de las grandes expediciones marítimas”, explica Fernández. Presupuestado en algo más de seis millones de euros, de los que 4,6 son fondos comunitarios, comprende la recuperación y adaptación de las réplicas de los barcos históricos para convertirlos en recursos museísticos.

Otro de los grandes edificios patrimoniales de la ciudad que lleva años peleando por su conservación y destino cultural es la Fábrica de Artillería de Sevilla, que dedicará la parte occidental de este imponente edificio del siglo XVIII en acoger el Centro Magallanes a partir de la próxima primavera, “con la vocación de darle músculo al ecosistema cultural de Sevilla y ponerlo en conexión con Portugal”, explica el alcalde.

La compañía teatral La Fura dels Baus pondrá el broche final este sábado en Sevilla a los actos de conmemoración de este “retorno imprevisto” que fue la primera vuelta al mundo con el espectáculo Esfera Mundi, durante el cual emergerá de las aguas del Guadalquivir una sirena de más de tres metros de altura y casi media tonelada de peso, realizada en bronce. La escultura es el emblema y mascarón de proa de La Naumonel barco con el compañía realizará una nueva singladura alrededor del planeta.

Sea como fuere, “no hay una explosión mundial de conmemoración del acontecimiento como ocurrió en la Expo 92, aunque se han hecho muchas cosas interesantes”, reflexiona Ramón María Serrera, que apuesta por que “la mejor conmemoración sea estudiar y divulgar” la hazaña que dibujó, definitivamente, la tierra como un planeta redondo.

FUENTE EL PAÍS / AMALIA BULNES

Un robot de metal líquido que logra atravesar los barrotes como en ‘Terminator 2’

La versión reducida del T-1000 de la película demuestra que el material del que está hecho, que alterna estado sólido y fluido, puede resolver problemas médicos y de ingeniería

En la película Terminator 2: el juicio final, el primer exterminador (interpretado por Arnold Schwarzenegger) defiende a Sarah y John Connor de una nueva generación de liquidador venido del futuro, el T-1000. Lo primero que llama la atención de’ este robot es que es tan dúctil que se deforma tras recibir un golpe o balazo y enseguida se recompone. Ahora, investigadores chinos y estadounidenses han creado algo parecido a un T-1000, en versión reducida. Su creación, hecha de metal que se funde casi a temperatura ambiente, puede pasar de estado sólido a líquido a voluntad de sus creadores. En los experimentos que han realizado fue capaz de escapar de una cárcel atravesando las rejas, disolviéndose por completo y recomponiéndose al otro lado. Pero también ha mostrado su capacidad para expulsar un objeto extraño dentro de un estómago o para soldar un circuito de un LED.

El T-1000 del filme de James Cameron era un prototipo fabricado por la maléfica compañía Skynet, según el guion, con una “polialeación mimética” (sic) de metal líquido. El robot presentado ahora en la revista científica Matter también está hecho con una matriz de un metal, el galio que, puro, se funde a 29,8 grados. Es decir, que se derretiría en las manos. A esta matriz le añadieron partículas de una aleación de otros tres elementos, neodimio, hierro y boro. Con esto, amplificaban la respuesta del ingenio a los campos magnéticos.

Al robot lo han llamado MPTM, acrónimo en inglés de Material de Transición de Fase Magnetoactiva. Es decir, un campo magnético a una determinada intensidad induce una corriente eléctrica dentro del galio que genera calor, pasando de sólido a líquido. Sin llegar a ese umbral, estos campos magnéticos son también los que le permiten saltar 20 veces su altura, rotar sobre sí mismo a 1.500 revoluciones por minuto o moverse a una velocidad de un metro por segundo. No es tan grande como el T-1000 de la película —apenas levanta un centímetro del suelo—, pero es una verdadera hormiga atómica.

“La figura tiene un tamaño similar a una figurita de LEGO y se utiliza un campo magnético para fundirlo a líquido”. Carmel Majidi, ingeniero mecánica de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos)

En uno de los vídeos (ver arriba) distribuidos por los investigadores, se puede observar como escapa de una especie de cárcel atravesando los barrotes en estado líquido y solidificándose de nuevo ya fuera de la prisión. El profesor de ingeniería mecánica de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos), Carmel Majidi, explica qué es lo que han hecho: “La figura tiene un tamaño similar a una figurita comercial de LEGO: aproximadamente cinco milímetros de ancho y un centímetro de alto. Se utiliza un campo magnético para fundirlo a líquido y sacarlo del recinto”. De la misma forma que el galio se funde al acercarse a los 30 grados, se solidifica por debajo de esos grados. Y una vez atravesadas las rejas, vuelve a ser un metal duro. Que se derrita en la mano no impide que tenga la gran dureza de otros metales.

Los científicos idearon varios experimentos para ver qué cosas podía hacer su criatura. En uno, lo convierten en un tornillo capaz de llegar a los rincones, ocupando el hueco en su forma líquida y sellándolo una vez sólido. En otro, MPTM hace de soldador en un circuito de un LED, usando como soldadura parte de sí mismo. Pero, si se derrite a temperatura ambiente, ¿qué pasará cuando el circuito se caliente mientras funciona?

“El galio del material funciona tanto como soldadura como material conductivo. Como otros metales, tiene una elevada conductividad eléctrica, así que es muy efectivo para conectar circuitos”, explica Majidi, quien reconoce el problema de su cambio de estado. “Debido a su bajo punto de fusión, es posible que el galio se ablande y hasta funda cuando el circuito se caliente. Seguirá siendo conductivo en estado líquido, por lo que no afectaría a su rendimiento. Sin embargo, para evitar que se filtre o derrame, habría que sellarlo con goma u otro material aislante blando”, dice. Majidi es director del Soft Machines Lab de la Carnegie Mellon, así que su campo son los materiales blandos, desde cristales a metales líquidos, por lo que no le preocupa en exceso que su MPTM se derrita fácilmente: “La mayor parte de mi investigación se centra en circuitos hechos de metal líquido en los que el material conductor permanece líquido durante el funcionamiento del circuito. Siempre que el metal esté debidamente sellado y aislado, generalmente no habría que preocuparse por las fugas”, sostiene.

Para sus creadores, MPTM podría tener relevantes aplicaciones médicas. Usando un modelo de estómago artificial lleno de agua, solucionaron dos problemas muy habituales en medicina. En uno de ellos, manejaron el robot hasta un cuerpo extraño que había que sacar de allí. Una vez junto a él, el imán derritió al robot que se abrazó al objeto, una pelotita. Una vez frío, lo extrajeron rápidamente de nuevo jugando con los imanes. En el otro, lo que ensayaron fue la administración de un fármaco envuelto en MPTM. Tras llevarlo al sitio donde hacía falta, se fundió liberándolo. En una nota, el ingeniero de la Universidad China de Hong Kong y coautor del trabajo, Chengfeng Pan, comentó que “dar a los robots la capacidad de cambiar entre estado líquido y sólido les otorga más funcionalidad”. Lo siguiente, dice Pan, es impulsar este sistema de materiales para “resolver problemas médicos y de ingeniería muy específicos” Es la otra gran ventaja del magnetismo, que atraviesa el cuerpo u objetos para llegar a rincones donde no hay otra forma de hacerlo.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / Miguel Ángel Criado

Tres investigadores españoles documentan centenares de pinturas en el principal yacimiento rupestre de la India

Miembros de la asociación cultural alicantina CEC han catalogado, en colaboración con arqueólogos indios, figuras antropomórficas y de animales en las formaciones rocosas de las fuentes del río Betwa.

Tres investigadores del Centre d’Estudis Contestants (CEC) de Cocentaina (Alicante) han logrado documentar centenares de pinturas rupestres con una antigüedad de entre 10.000 y 900 años en más de 60 abrigos de roca en el valle donde nace el sagrado río Betwa, en el estado indio de Madhya Pradesh. “Aunque podría encontrarse algún artículo en publicaciones indias que en el pasado describieran estos yacimientos de las montañas Vindhya, es la primera vez que se lleva a cabo una documentación exhaustiva de gran parte de sus pinturas”, asegura Pere Ferrer, presidente del CEC y uno de los investigadores que han trabajado dos temporadas en los últimos años en las fuentes del Betwa, junto con Amparo Martí, José Elías Esteve y los arqueólogos indios Kumar Chakravarty, Narayan Vyas y Kumar Mohanty.

En este yacimiento prehistórico de gran tamaño, el mayor y más importante de la India, se encuentran también las pinturas rupestres de Bhimbetka, descubiertas en la década de los cincuenta del pasado siglo. Sin embargo, estas sí están bien descritas y catalogadas desde hace años, ya que pertenecen a la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 2003.

Las pinturas analizadas por el grupo de investigadores se localizan en muros o abrigos de roca como los de Urden, Satkunda, Lakha Juhar o Jhiri, a unos 30 kilómetros de la capital de Madhya Pradesh, Bhopal, un antiguo principado cuya leyenda se forjó durante cien años, hasta 1926, en los que fue regido por cuatro mujeres musulmanas, las begums. Pero hoy Bhopal es más conocida en el mundo por la tragedia que causó el accidente químico de la planta de Union Carbide en 1984, que causó más de 15.000 muertos y muchos más afectados gravemente de por vida.

El CEC, una asociación cultural con más de 50 años de existencia, publicó estos trabajos a finales de 2022 en el libro India. Arte rupestre y vida tribal en las fuentes del río Betwa. El catálogo recopila imágenes de animales plasmadas en la roca, las más antiguas pertenecientes al período Mesolítico —de hace unos 8.000 años antes de nuestra era—, fauna que hoy todavía habita en el valle: cérvidos, búfalos, monos langures, tigres, panteras, osos o serpientes, y también testimonios en piedra de las especies como elefantes, rinocerontes, cocodrilos y toros salvajes. Además, los artistas del valle del Betwa pintaron signos, quizá mágicos, y dibujos antropomórficos de cazadores y danzantes, algunos en posturas contorsionadas que pudieran reflejar estados de éxtasis inducidos por la ingesta de alucinógenos.

Las pinturas rupestres más recientes catalogadas por los investigadores alicantinos en estos abrigos de roca pueden datarse desde el siglo IV hasta el XII y representan a soldados de infantería provistos de lanzas, arqueros o jinetes en sus monturas que bien pudieran reflejar las batallas entre los poderosos reinos medievales de Paramara y Chalukya.

Según Ferrer, los pigmentos que resultaron en los colores principales de las pinturas del valle del Betwa, fundamentalmente rojo, blanco, amarillo, naranja o verde esmeralda, fueron prácticamente los mismos que los hallados en las pinturas del Mesolítico de otras latitudes, “pero los tipos de decoración de los cuerpos de los animales sí son diferentes y generalmente las halladas en la India suelen presentar motivos geométricos muy abstractos y complejos, mientras que, por ejemplo, en el Levante español son más listados”.

Los trabajos de investigación en el terreno se llevaron a cabo en los meses de invierno, ya que en verano, cuando azotan los monzones, el valle se vuelve impenetrable por la crecida de la masa forestal; el enclave se convierte en una densa jungla y, además, “es muy peligroso, pues las lluvias atraen muchísimas cobras”.

El presidente del CEC y su equipo tuvieron que escapar “despavoridos” en dos ocasiones, recuerda, cuando un rugido ensordecedor anunció la presencia de un tigre muy cerca de los investigadores, que se encontraban en un abrigo escarpado, alejados de su vehículo. Pero el peor accidente que sufrió la expedición fue el ataque de un enjambre de abejas que brotaron enfurecidas de uno de los enormes panales silvestres que abundan en los abrigos del Betwa. Uno de los arqueólogos nativos hubo de ser ingresado en un hospital por los picotazos de más de un centenar de las abejas salvajes, mientras que al propio Ferrer le extrajeron 25 aguijones solo en la cabeza.

La publicación del CEC añade un estudio etnográfico de los habitantes de las fuentes del Betwa y, para ello, los investigadores contaron no solo con la ayuda de los guías, sino también con “la gran hospitalidad de los adivasis, las poblaciones tribales que viven en la zona”, que los acogieron en sus poblados. “Compartieron su comida con nosotros e incluso nos mostraron varios de sus santuarios animistas secretos para los profanos, pues ellos nunca nos vieron como extraños”, señala Ferrer.

En esta región remota de Madhya Pradesh los diferentes grupos étnicos, gond, bhil, korku y bhilala, conservan costumbres ancestrales y, pese a que sus individuos están censados como hinduistas, en general son animistas y cada tribu venera unos enclaves sagrados diferentes del resto. Según la investigación del CEC, para muchos adivasis esta extraordinaria galería artística elaborada durante milenios fue obra de espíritus malignos y héroes épicos o mitológicos. “Los adivasis de esta región central de la India —que suelen lucir curiosos tatuajes en el rostro, como alitas de pájaro alrededor de los ojos— llevan a cabo todas las labores del campo del modo tradicional, se siega y recolecta a mano; la dieta es muy simple, a base de arroz y verduras, y obtienen bebidas a partir de la corteza de los árboles. Durante los meses del monzón pescan en el Betwa con redes rudimentarias”.

La epopeya del Mahabharata, el gran poema épico indio, menciona las Montañas Vindhya en un episodio en el que Surya, el dios del Sol, ruega al sabio Agastya que le ayude para que la inmensa altura de estos montes, empeñados en competir con el Himalaya, no le obstruyera el paso. Agastya pasó ante las montañas cuando se dirigía al sur del subcontinente y estas se inclinaron en señal de respeto. El sabio les pidió que permanecieran en esa postura para poder cruzarlas de nuevo en su camino de regreso. Pero nunca volvió y el Sol desde entonces pudo moverse libremente por el cielo.

La asociación CEC mantiene en Cocentaina un museo arqueológico y otro etnológico de esta comarca alicantina, que exhiben herramientas, cerámica y otros objetos de períodos desde la prehistoria —sobre todo del Neolítico y Calcolítico— hasta la Edad Media, con especial énfasis en la etapa musulmana del siglo X al XII, cuando la región pertenecía a la taifa de Denia.

Ferrer recalca que para las dos campañas de investigación en las fuentes del Betwa, el CEC no pudo obtener “un solo euro” de subvención pública en España y ha sido una empresa privada, Textisol, la que ha patrocinado las expediciones, además de la mayor parte de la edición del libro, que se ha distribuido en varios museos y universidades y en la que ha participado el Ayuntamiento de Cocentaina.

FUENTE: EL PAÍS / LUIS MAZARRASA

Más allá de las fotos y el QR: todo lo que puede hacer con la cámara del móvil

La potencia de los procesadores de los teléfonos, los algoritmos y la sofisticación de los dispositivos ofrecen más funciones, como comparar precios de productos, por ejemplo

Las cámaras en los teléfonos inteligentes han sido el componente más disruptivo de este dispositivo desde su llegada al mercado: se calcula que un 91 % de las fotografías tomadas en todo el mundo proviene de los móviles, relegando a las cámaras tradicionales a un perfil de uso residual y de nicho. Y este dominio no deja de crecer, ya que se espera que se alcance en 2023 el 93 %, arrinconando más, si cabe, a las cámaras dedicadas.

Pero… ¿Son solo fotografías lo que se pueden hacer con la lente de un móvil? La potencia de los procesadores, los algoritmos y la sofisticación de estos dispositivos, ofrecen al usuario muchas más funciones, algunas de ellas realmente útiles, que posiblemente no conozca. Vamos a repasar algunas de las principales:

Comprobar QR en restaurantes

La pandemia ha dado por fin sentido a un práctico invento que en su momento pasó desapercibido: los códigos QR. Esta combinación única da acceso a una URL y ya es de empleo habitual para ver los menús de los restaurantes, el horario de comercios y para activar de forma segura dispositivos electrónicos. Escanear un QR es, posiblemente, el uso más popular de la cámara del móvil (más allá del fotográfico). Su utilización está ya tan extendida, que no es necesario, en la mayoría de los casos, usar aplicaciones de terceros: basta con apuntar con la cámara del móvil (iPhone o Android) y esperar a que el sistema lo reconozca; si no lo hace, siempre se puede recurrir a Google Lens.

Ver reseñas de productos y comparar precios

El móvil puede ser el mejor aliado del consumidor en busca de un producto o de conocer las reseñas o componentes del mismo. En este sentido, el gigante Amazon ha dotado a su aplicación móvil de un botón que emplea la óptica de la cámara y la inteligencia artificial para identificar un producto y cotejarlo con su catálogo. La idea es simple: uno encuentra un producto que desea adquirir, y pulsa sobre este botón para que el gigante lo muestre, junto con las reseñas.

Comprobar los componentes de alimentos y cosméticos

Pero cuando lo que se busca es conocer los componentes nutricionales de los alimentos, aplicaciones como Yuka, permiten acceder a una ingente base de datos de componentes de productos mediante la cámara y su código de barras, ofreciendo una escala de lo saludables (o no) que son.

Medir dimensiones de objetos y habitaciones

La irrupción de la realidad aumentada ha disparado más, si cabe, el potencial de la cámara de fotos en el móvil. Así, una de las funciones más útiles consiste en la capacidad de medir objetos y estancias con una sorprendente precisión. La aplicación más popular para este cometido en Android es AR Ruler (que emplea la tecnología ARCore de Google en móviles que la soportan) y cumple las mismas funciones que una cinta métrica, solo que empleando la cámara del móvil: basta con apuntar un extremo y otro de un objeto, para que la app informe de su dimensión. Los iPhone cuentan con la aplicación nativa Medidas para el mismo cometido, aunque en las tiendas de aplicaciones de ambas plataformas hay multitud de soluciones de terceros.

Actuar como lupa (ampliando la imagen)

A medida que pasan los años resulta cada vez más difícil esquivar la presbicia y por ello, algunos textos resultan imposibles de leer (piense en los componentes impresos en el bote de un producto, por poner un ejemplo). Para ello, utilizar una lupa soluciona el problema, y esto es precisamente lo que se puede hacer con el móvil: utilizar su lente para ampliar la imagen. La aplicación gratuita Lupa en Android cumple con este cometido y permite incluso emplear la luz del flash para visualizar, todavía mejor, el contenido. El iPhone, por su parte, ha simplificado este proceso integrándolo de forma nativa: basta con pulsar tres veces el botón lateral para activar la función ‘lupa’.

Localizar a una mascota perdida

Quien tenga una mascota sabe bien que pocas experiencias son tan traumáticas como perderlas, pero por fortuna, la tecnología permite que se puedan localizar fácilmente. Dispositivos como Tractive, cuentan con módulos independientes de datos y están permanentemente conectados, de forma que no es necesario que haya un móvil en la proximidad. No obstante, la parte más útil llega con el empleo de la realidad aumentada: supongamos que ha perdido a su perro, y la aplicación lo sitúa en un bosque. Una vez se llega al mismo, ¿Cómo conocer exactamente su ubicación más allá de un mapa? Esta aplicación permite emplear la cámara del móvil para localizarlo con una precisión de unos pocos metros.

Digitalizar documentos

La calidad de las ópticas de los móviles está permitiendo que no sea necesario emplear un escáner para digitalizar documentos. Son muchísimas las aplicaciones que permiten escanear documentos, pero almacenar los mismos una vez digitalizados, es mucho más interesante. Tanto Google como Dropbox ofrecen esta posibilidad desde sus aplicaciones móviles, y con unos resultados excelentes. Simplemente, hay que apuntar la cámara del móvil y dejar que el software guíe al usuario para concluir la digitalización.

Ver las constelaciones desde la pantalla del móvil

Los amantes de la astronomía están de enhorabuena: la realidad aumentada permite explorar los cielos en busca de constelaciones de una forma clara y comprensible. El principio es el mismo que en todos los ejemplos que estamos mostrando desde estas líneas: se apunta con la cámara y el software ofrece un contenido relacionado con la dirección que la lente está registrando. De esta manera, se puede observar la posición exacta de los planetas y constelaciones (teniendo en consideración la posición del usuario), así como las estrellas y otras figuras del firmamento nocturno. Son muchas las aplicaciones que permiten la observación de los astros, pero Sky View, de Terminal Eleven, se encuentra siempre entre las más valoradas y descargadas en ambas plataformas.

Identificar objetos y plantas

¿Qué tipo de árbol es este? ¿Y esa planta? ¿Qué modelo de coche es? Estas son preguntas que pueden responderse en cuestión de segundos empleando el móvil. Una vez más, el poder del algoritmo de Google llega al rescate con su versátil Lens, una navaja suiza que identifica prácticamente todo lo que se sitúa frente a su lente y que puede utilizarse indistintamente tanto en el iPhone como en Android. Apple ha generado su propio algoritmo con Búsqueda Visual, pero con un alcance muy inferior a la solución planteada por Google.

Traducir (y copiar) textos

¿Pierde mucho tiempo, habitualmente, copiando textos ya escritos en un documento impreso? Si es así, la gran noticia es que, una vez más, gracias a Lens, el móvil lo hará por usted. Apuntando la cámara hacia el texto en cuestión y pulsando el botón “Texto”, el sistema reconocerá los caracteres contenidos en la imagen, y lo que resulta más interesante: se pueden copiar al portapapeles. De la misma forma, si se pulsa el botón “Traducir”, el sistema traducirá al idioma del usuario el texto contenido en la imagen.

Recibir notificaciones mediante el ‘flash’ de la cámara

No salimos del sistema fotográfico del móvil, pero nos alejamos un poco de la lente. En esta ocasión, para mencionar algo realmente útil: configurar que las notificaciones, además de vibrar o alertar en pantalla, hagan parpadear el flash. Este tipo de alerta resulta especialmente interesante si el móvil está en silencio y sobre la mesa, y se corre el riesgo de que pase desapercibida. Para activarla en Android, hay que ir a Ajustes/Notificaciones/Más ajustes y finalmente, Usar flash LED para notificaciones, si la versión lo soporta; en caso contrario, se puede recurrir a una aplicación de terceros gratuita. Los usuarios del iPhone encontrarán esta forma de notificar en Ajustes/Accesibilidad/Audio-visual/Ajustes LED intermitentes.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / José Mendiola Zuriarrain

Miguel González, el hostelero más longevo de Madrid: “Chueca estaba llena de droga y delincuencia. Ahora es la mejor zona”

A punto de cumplir 82 años, y tras haber superado en 17 la edad de la jubilación, sigue al frente del restaurante El Bierzo en el barrio de Chueca

―Miguel, ¿tú cuándo diablos te vas a jubilar?

―Cuando ganéis las elecciones y me deis la medalla al trabajo.

El que formula la pregunta es el ex vicepresidente del Gobierno Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido en 2019, cuando formaba parte de la oposición al PP de Aznar. El que le responde es Miguel González, que tiene 81 años y es el camarero en activo más veterano de Madrid. La conversación se produjo una de tantas noches en las que Rubalcaba, al igual que otros políticos, literatos y demás representantes de la cultura española, se reunía para cenar el menú del día en el restaurante El Bierzo, regentado por González desde 1971.

Es un sábado a primera hora de la mañana en el barrio de Chueca. Todo está sumido en el silencio y los locales lucen el cartel de “cerrado”. Sin embargo, en el número 16 de la calle de Barbieri el cierre está entreabierto, aunque la puerta permanece bloqueada y el interior a oscuras. “Para entrar llame al timbre. En el portal. Bajo derecha”, se lee en un pequeño letrero. Una luz tenue ilumina el fondo del pasillo, de la que surge el perfil afilado de un hombre que acelera los pasos hasta la entrada. “Pasa, muchacho”, indica en voz baja. Los ojos azules de Miguel invitan a entrar. Este año cumplirá 82 años y superará en 17 la edad de jubilación. En España, no existe ninguna estadística sobre la población de más de 80 años que esté sujeta a la jubilación activa. El último grupo de edad que se cuantifica es el de mayores de sesenta y cuatro años, de los que según el informe de Envejecimiento en redde marzo de 2020, solamente el 6,5% siguen trabajando.

González luce un delantal desgastado sobre la chaquetilla remangada de chef y un sombrero blanco con aires de marinero. Sin encender la luz, camina a tientas entre las sillas y mesas vacías, arrastrando sus pies por unos azulejos con manchas color ocre que como si fueran migas de pan conducen hasta la cocina. De allí emana un olor intenso a lentejas y estofado de ciervo, la especialidad de los sábados.

Es ese aroma que le transporta a San Ciprián, pueblo de la comarca de Sanabria, en la provincia de Zamora, donde nació un 26 de septiembre de 1940. Allí vivió con sus padres rodeado de vacas y cabras. Fue siempre el favorito de la abuela por los cariños que le daba. La mujer, con una ceguera hereditaria, se sentaba por las tardes junto a la ventana. Cuando alguien pasaba, el pequeño González estaba atento para susurrarle al oído el nombre del vecino. Eran uña y carne.

Ella, como sucediera en la escena de Cinema Paradiso en la que, de espaldas al mar, Alfredo anima al joven Salvatore a marcharse del pueblo para “comerse el mundo”, siempre alentó a su nieto a poner rumbo a Madrid. “Llegué sin maleta, con lo puesto. Una muda y a trabajar, no valgo para otra cosa”, explica. “Cogí el tren en Puebla de Sanabria. Me bajé en la antigua Estación del Norte de Madrid y fui directo al restaurante León de la calle de Barcelona, donde me esperaba una prima hermana que ejercía allí como cocinera”, recuerda mientras rehoga las acelgas en una olla exprés de más de 80 años. Empezaría de chico de los recados en el restaurante de su prima, sirviendo y limpiando platos.

―¿Qué recuerda de aquel Madrid?

―Las fiestas de San Isidro. Me acuerdo perfectamente de la primera vez. Cerramos el restaurante y fuimos a la pradera toda la noche de cachondeo. Antes se comía y bailaba. Churros y jotas. Ahora solo es beber y beber.

—¿Le ha dejado entonces este oficio disfrutar de los placeres de la vida?

―Bueno… de los placeres del trabajo, poco más. Aquí no te enteras ni del tiempo que hace. Desde la mañana hasta la noche. Nosotros vinimos al mundo a trabajar, a los de mi edad nos educaron así.

En 1971, Miguel González decidió abrir junto a su hermano un restaurante propio en el barrio de Chueca. “Nadie quería estar aquí, pero nosotros no lo sabíamos. Al llegar nos dimos cuenta de que la zona estaba llena de droga y delincuencia. Lo quisimos vender, pero no hubo manera”, confiesa. A los pocos años, González se quedaría solo al frente del negocio, esperando que la suerte cambiara.

Entre tanta incertidumbre, un cliente que trabajaba en una perfumería de la zona le hizo una premonición que no olvida. “Miguel, ¿tú qué piensas de los gays?” le dijo el hombre. “Qué voy a pensar. Cada uno con su cuerpo puede hacer lo que le dé la gana”, respondió González. “Así me gusta. Que sepas que este va a ser el barrio gay más importante de Europa, y vosotros vais a ser los más beneficiados, porque tenéis el tipo de cocina que nos gusta a nosotros”, le comentó.

“A partir de ahí, la droga se fue marchando. Empezaron a llegar muchos hombres homosexuales, a crecer el nivel socioeconómico, hasta convertirse en lo que hoy es Chueca, el mejor barrio de Madrid”, explica González, que actualmente dirige el Bierzo junto a su hijo Jose, además de varios empleados.

Hasta el último aliento

A las doce y media tiene que estar todo listo para comenzar a servir. Los primeros clientes llegan entre semana a partir de la una, en su mayoría trabajadores de la zona atraídos por la comida casera y el menú del día a 13 euros. González se quita el delantal, se acicala, y se pone a servir. Es un camarero clásico, chaqueta blanca impoluta abrochada hasta el penúltimo botón del cuello, zapatos negros y a la altura del bolsillo del pantalón, el lito agarrado al cinturón por si hay que limpiar algo en cualquier momento.

En la última mesa están sentados Juan Malpartida, Jose Emilio, Joaquín Álvarez y José Lasaga, un grupo de profesores universitarios, algunos ya jubilados, que vienen a casa de González desde los años ochenta. “Le conocemos desde que era un niño”, bromean. Hablan de la tertulia literaria que celebraban con otros amigos escritores como Fernando Savater, que venía con guardaespaldas al estar amenazado por ETA. “Pero no venimos por los libros, venimos por la comida casera. Por el pisto, las fabes y el estofado de ciervo”, dice José Emilio. Con seis platos en las manos llega González, que disimula sus problemas de pulso cuanto más peso lleva. Reparte de memoria mientras los hombres se relamen. “Mi mujer, que es médico, dice que es una fuerza de la naturaleza”, explica un cliente desde otra mesa refiriéndose al octogenario camarero.

Un cuaderno de firmas escondido en una estantería con libros le recuerda el cariño de la gente. Decenas de políticos, escritores o actores le han dedicado unas palabras en señal de agradecimiento. Entre todas, destaca la firma de Álex de la Iglesia por ser de las pocas legibles: “Para mis amigos del Bierzo. Tras degustar una menestra a la romana. Lo sencillo es complicado de encontrar”, escribe el director.

La actividad cesa a partir de las cuatro, momento en el que el jefe aprovecha para sentarse con algunos amigos que han venido. Conversan mientras prueban una botella de vino de Toro.

―Entonces, ¿no lo dejas? Quédate arriba en casa, descansando.

―No, de ninguna manera. Si soy un estorbo me iré. Pero si puedo, me quedo hasta el último aliento.

Su nuera Mari Carmen, camarera del restaurante, interrumpe nerviosa la conversación. “Miguel, perdona, hay que hacer unos filetes ahora mismo”, le dice. Este no lo duda ni un segundo. Se levanta veloz de la silla, directo a la cocina sin prácticamente despedirse. El trabajo es lo primero.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / DAVID EXPÓSITO

Esther Sebastián: “Vamos hacia una primavera silenciosa en la que casi no hay sonidos”

La ornitóloga ha usado el canto de los pájaros para estudiar la creciente pérdida de biodiversidad entre las aves, descubriendo especies que han olvidado cómo cantar y otras que no tienen de quién aprender

A Esther Sebastián (Alicante, 41 años) le emocionó conocer la historia del alala, un cuervo nativo de las islas Hawái. Se extinguió hace décadas en libertad y solo sobrevive en centros de cría desde los que quieren reintroducirlo en la naturaleza. Pero el alala ha olvidado cómo cantar y ya no puede avisar a sus congéneres de que viene un depredador. Todos los que liberaron murieron. Sebastián, ahora investigadora con una beca Ramón y Cajal en el Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante, ha recibido el premio Francisco Bernis concedido por la Sociedad Española de Ornitología (SEO) Birdlife en su congreso anual, celebrado en noviembre. La ornitóloga usa los sonidos de los pájaros como ventana a la biodiversidad de las aves. Y lo que oye no le gusta: un pájaro con un número creciente de dialectos porque su hábitat se está fragmentando, tres especies diferentes que cantan cada vez más parecido porque apenas quedan congéneres y una tendencia global al silencio en los bosques.

Pregunta. Casi todos los animales producen sonidos y salvo en el caso de las ballenas y alguna especie más, a ninguno lo llamamos canto. ¿Por qué nos parece música el canto de los pájaros?

Respuesta. En realidad, cuando estudiamos los cantos de los pájaros, lo llamamos vocalizaciones. Y dentro de las vocalizaciones tenemos los cantos y las llamadas. Estas son esos sonidos cortos que usan para comunicar algo. Las llamadas se transmiten de forma genética, de padres a hijos. Los cantos son mucho más elaborados y son aprendidos. No se transmiten genéticamente, sino que los hijos aprenden de los padres o de otros individuos de su especie.

P. Pero ¿por qué nos parecen agradables? ¿Tienen una base, una estructura musical?

R. Hay cantos de aves que se pueden transcribir a notas musicales. Obviamente, tienen una melodía, siguen un ritmo. La mayoría de los cantos son para atraer a la hembra. Cuanto más bonitos sean, mayor probabilidad habrá de que se sienta atraída y acepte a ese macho como pareja. Hay una necesidad, una búsqueda de agradar y atraer a la hembra. Por eso tienen esa musicalidad.

“La mayoría de los cantos son para atraer a la hembra. Cuanto más bonitos sean, mayor probabilidad habrá de que se sienta atraída”

P. ¿Solo cantan para atraer a la hembra? Es decir, ¿para qué cantan en general, no solo lo que consideramos música?

R. Cantan o vocalizan para muchas cosas. Por ejemplo, para avisar de que hay un depredador. Las especies territoriales emiten señales de alarma para defender su territorio. También lo hacen para intercambiar información entre individuos de la misma especie. Los polluelos lo hacen para pedir comida. Cuando están siendo atacados emiten sonidos particulares. Como los humanos, ellos también transmiten muchos tipos de información.

P. ¿Charles Darwin estudió el canto de las aves?

R. No llegó a analizarlo directamente en sus trabajos, pero sí cita en alguno de sus libros que los procesos de aprendizaje y de transmisión de información por los cantos pueden ser un análogo de los procesos evolutivos. La forma en la que se transmite el canto, que los hijos aprenden de los padres, pero también de otros miembros de la población, sería un proceso análogo al genético. Si dos poblaciones empiezan a cambiar mucho, a separarse mucho genéticamente, pueden llegar a dar lugar a especies diferentes. De forma análoga, si una especie empieza a diferenciar mucho sus cantos, puede llegar un punto en el que individuos de la misma especie no se reconozcan entre ellos porque ya cantan muy distinto.

P. ¿Y ese proceso lo han observado?

R. Es un proceso que se llama especiación en anillo. Se observó, por ejemplo, en el Tíbet, donde una especie empezó a cambiar el canto mientras iba colonizando las montañas del Himalaya. Las poblaciones se expandían hacia los dos lados y cuando volvieron a encontrarse en el otro lado, sus cantos eran tan diferentes que no eran capaces de reconocerse.

P. Algunos investigadores han observado que los campos y bosques se están volviendo más silenciosos a medida que se reducen las poblaciones de aves…

R. Hay un proceso de pérdida de especies, de pérdida de individuos. Pero, además, como las vocalizaciones tienen una función de comunicación, si no tengo con quién comunicarme, pues vocalizo menos. Si tengo que defender mi territorio y no tengo de quien, voy a vocalizar menos. Si no tengo otros individuos de mi población cerca, no voy a intentar comunicarme con ellos porque no hay nadie. Es un proceso que va por delante de la pérdida de especies. Se ven procesos que funcionan como predictores de la pérdida de especies. Hay un libro, de Rachel Carson, que se llama La primavera silenciosa que nos habla de esto. Cuando era pequeña escuchaba y oía más aves en el campo y ahora creo que oigo menos. Pero hasta que no lo ves con datos, cuando coges grabaciones del pasado de lo que se llama el paisaje acústico y las comparas con las actuales, no lo confirmas. Hay varios trabajos que han comparado el espacio acústico años atrás con el actual y, sí, estamos encaminándonos hacia esa primavera silenciosa del libro en la que casi no hay sonidos.

P. ¿Qué nos cuenta el paisaje acústico del entorno, de la diversidad del bosque?

R. El espacio acústico es un recurso que es limitado, que se tiene que compartir entre las especies, por lo que intentan adaptarse a ese espacio. Unas veces cambian la frecuencia en la que cantan o el momento en que lo hacen. Si analizamos ese espacio acústico, cómo de lleno está a lo largo de las 24 horas y a diferentes frecuencias, podemos tener una idea de cómo es la diversidad en ese lugar, con lo que la diversidad acústica es un reflejo de la diversidad taxonómica.

P. En la presentación en el congreso de SEO contaba la historia de unas aves que no tenían de quien aprender a cantar.

R. Es una historia muy bonita y un poco triste. En la isla de Kawaii, en Hawái, hay tres especies de aves paseriformes, el akeke’e, el amakihi y el anianiau, las tres nativas de la isla. En los últimos 20 años han reducido su rango de distribución en un 90%. Antes, los naturalistas de la zona sabían de qué especie se trataba cuando las oían cantar. Pero hoy, hasta que no ven al individuo que canta no son capaces de identificarlo. Tuvimos la suerte de disponer de grabaciones de los años setenta, de comienzos de este siglo y de 2018 de las tres especies y poder compararlas. Observamos que las vocalizaciones eran más sencillas ahora que hace 50 años, pero además se parecían más entre ellas. Imagina que eres un ave y no tienes otros individuos de tu especie cerca, pero sí de otras especies que cantan parecido. Entonces, además de aprender de tu propia especie, lo haces de otras. No tienen individuos de su especie de quien aprender y aprenden de quien pueden.

P. ¿Es un caso aislado o ejemplo de un fenómeno global?

R. Es la primera vez que algo así se demuestra. No es fácil tener datos de los años setenta. Ese es el problema, que no tenemos grabaciones de hace 50 años para poder comparar. Así que la nuestra es la única demostración empírica que conozco. ¿Que pase en otros lugares? Estoy segura de que si hay aves que han reducido sus poblaciones, que casi no tienen individuos de su especie, aprenderán el canto de otros individuos de otras especies. Necesitan vocalizar para comunicarse.

P. Muchos trabajos han observado diferencias entre poblaciones de la misma especie, pero que viven en la ciudad o en el campo. ¿Son diferentes también sus cantos?

R. Sí, sí que cambian en las vocalizaciones. Lo que quiere cualquiera es que su mensaje llegue. Y en una ciudad hay muchos sonidos en el ambiente, hay coches que pasan, la gente que habla, mucho ruido de fondo. Las aves intentan adaptar sus cantos a ese ruido. Algunas cambian la frecuencia a la que cantan. Otras empiezan a cantar más pronto, antes de que empiece el ruido. Un trabajo interesante de un investigador español, Diego Gil, estudió a qué hora empiezan a cantar las aves cerca del aeropuerto de Barajas y en un bosque cercano. Encontró que las del aeropuerto lo hacían por la mañana temprano para intentar evitar la hora pico de los aviones.

P. Una de sus investigaciones, mientras estaba en Hawái, se centró en un pájaro que había olvidado cómo cantaba…

R. También es una historia muy triste. Se llama alala, es el cuervo de Hawái . Son aves muy inteligentes. La población empezó a disminuir desde inicios del siglo pasado. En los años setenta quedaban solo 76 individuos en el medio natural. Los capturaron y los metieron en un centro de cría en cautividad. Lo han intentado reintroducir dos veces, a mediados de los años noventa y entre 2017 y 2019, y las dos fracasaron. Se morían en libertad. Muchos, porque se los comía otra ave nativa, el Io, un halcón [el busardo hawaiano]. Nuestro trabajo fue comparar las vocalizaciones de este cuervo de grabaciones que teníamos de cuando estaba en el medio natural, con las actuales, ya en cautividad. Han perdido casi todos sus cantos, tanto de alarma como territoriales. Están en un aviario, así que no necesitan una señal de alarma porque no les van a atacar, ni una llamada territorial porque ya tienen su territorio, el propio aviario. Con estos datos, quieren enseñarles imágenes y hasta maquetas del Io y qué tipo de vocalizaciones emitir para avisar a los demás. La idea es hacer un tercer intento de reintroducción. Ese es el objetivo de tenerlos en cautividad, volver a verlos libres.

P. En Hawái también hallaron el extremo opuesto, aves que por culpa de la fragmentación de su hábitat han levantado su propia torre de Babel.

R. Hay zonas en Hawái llamadas kipukas. Se trata de parcelas de selva rodeadas de lava solidificada. En una de ellas, oíamos a un ave, el apapane, con un canto muy peculiar. Solo lo veíamos ahí y siempre que íbamos lo escuchábamos. Pero al ir a otra kipuka a menos de un kilómetro de distancia no se oía el mismo sonido. Empezamos a preguntarnos si esta ave tiene dialectos y la grabamos en varias kipukas. Caractericé manualmente todas las diferentes sílabas que canta esta especie. Conté casi 200. Normalmente, los dialectos ocurren a gran escala. Los hay dentro de la misma especie en poblaciones del este y el oeste de Europa, o el norte y el sur de un país, pero aquí se trata de una escala muy pequeña, de ocho kilómetros de norte a sur. Pensamos que el proceso que ocurre es lo que en ecología del comportamiento se llama conformismo. Es lo mismo de que cuando uno va a Andalucía y se le pega el acento andaluz. Sería un proceso análogo en el que las aves, cuando van a uno de estos fragmentos de hábitat, escuchan las sílabas que se vocalizan en ese lugar y son capaces de aprenderlas y repetirlas. Como si yo voy a un sitio e intento repetir las sílabas del lugar para integrarme.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / MIGUEL ÁNGEL CRIADO

La empatía dijo Kate Winslet

(magnífico artículo de Nuria Labari)

Este reconocimiento del otro no es automático, exige un aprendizaje de alguien que lo haya hecho con nosotros antes

Contemplar un instante de empatía profunda en los medios de comunicación o en las redes sociales es un ejercicio tan difícil como perseguir auroras boreales en el Polo Norte. Estamos casi seguros de que existen, pero sabemos que no es fácil encontrarlas. Por eso es tan hermoso cuando, de repente, aparecen. Y eso es exactamente lo que nos ha regalado Kate Winslet: un instante de “empatía absoluta” que se ha convertido en milagro y trending topic.

Sucedió durante la promo de Avatar 2. Winslet estaba en Alemania cuando se le acercó Martha, una niña reportera con la misión de entrevistarla para un programa infantil de la emisora DZB. “Es mi primera vez”, se escucha a la chiquilla aterrada mientras un móvil graba la respuesta de Winslet en primer plano. “¿Es tu primera entrevista?”, pregunta la actriz. “¿Sabes qué? Cuando hagamos esta entrevista, nos va a salir la mejor de la historia”, continúa mirando tiernamente a su interlocutora. “¿Y sabes por qué? Porque lo hemos decidido así. Tú y yo hemos decidido que va a ser una entrevista fantástica”. Y entonces lo sentimos, una dulzura inesperada en la punta de la lengua. Es la empatía, que se deshace como el algodón de azúcar de una feria.

Empathia, en griego antiguo, vendría a significar algo así como estar en el pathos del otro, es decir, estar en lo que le desborda, en lo inmanejable. Significa reconocer el vértigo de la niña y compartirlo. La empatía vale tanto para la alegría como para el dolor, pero es obligatorio educarla. Me refiero a que este reconocimiento del otro no es automático, al contrario, exige un aprendizaje que casi siempre se produce porque alguien ha hecho lo mismo con nosotros antes. Si no, la empatía se convierte en un sentimiento desconocido e incluso es fácil que aparezca su reverso: la necesidad de hacer daño.

Es verdad que es más fácil la empatía con el débil que con el fuerte. No es extraño que Winslet despliegue la suya con una niña, pues la infancia es uno de los últimos bastiones del sentimiento. Esto es así por dos razones. La primera es que el débil siempre podemos ser nosotros y la segunda, que al fuerte nos sentimos sometidos y no le concedemos nada. Pero ¿quién es tan poderoso que no merezca nuestra empatía? ¿Quién tan adulto? ¿Quién tan amado? Desgraciadamente, la empatía está en vías de extinción en nuestra sociedad. Por eso queremos ver el vídeo de Winslet en bucle y sentir que sus palabras nos acarician. “¿Es tu primera vez en la Agencia Tributaria?”, “¿es la primera vez que te rompen el corazón?”, “¿es tu primer empleo?”, escuchamos decir a Kate Winslet. E inmediatamente nos preguntamos por qué no encontramos ninguna empatía en el trabajo, en la Administración y, si me apuran, ni en el amor… Porque resulta que cuando nos sentimos frágiles —es decir, todo el tiempo— no somos capaces de habitar el desbordamiento ajeno y solo queremos ser mirados y reconocidos. Y así sucede que todo el mundo mendiga la empatía ajena mientras nadie parece capaz de desplegar la propia.

El problema es que este sentimiento no se basa en el interés ni en la utilidad de las relaciones sino en el sacrificio, en la exigencia que la vida de los otros impone a la nuestra. Y, en este sentido, resulta incompatible con la sociedad contemporánea, por eso ya casi nunca la vemos. Salvo algunas veces, como cuando Kate Winslet nos recuerda que las auroras boreales siguen existiendo en el más frío invierno.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / Nuria Labari

Muere el indígena más solitario de Brasil y, con él, desaparece su tribu

El llamado Indio del agujero, por los socavones que hacía en sus chozas, fue hallado muerto por el indigenista que le monitoreaba

El indígena más solitario de Brasil —el único superviviente de la matanza de su tribu que eligió vivir el resto de su vida sin contacto con otros— fue hallado muerto hace unos días en la tierra indígena Tanaru, en el Estado de Rondonia, en la Amazonia. Yacía en su hamaca, cubierto con plumas de guacamayo. Conocido como el Indio del agujero (indio do buraco, en portugués) porque cada una de sus chozas tenía un profundo socavón, su cuerpo semidescompuesto fue localizado la semana pasada por Altair Algayer, el funcionario indigenista que durante 26 años lo monitoreó periódicamente por encargo del Estado brasileño. Su fallecimiento significa también la desaparición de su tribu, de etnia desconocida, porque en todos estos años jamás pronunció una palabra ante los blancos. Las autoridades creen que murió por causas naturales.

El hecho de que viviera en soledad desde hace un cuarto de siglo convirtió al Indio del agujero en uno de los indígenas no contactados —los que rechazan la relación con el resto de la sociedad— más conocidos de Brasil. La Fundación Nacional del Indio (Funai), el organismo oficial creado para proteger a los nativos, trasladó sus restos a Brasilia para ser sometidos a análisis forense. El anónimo varón vivía en un territorio de 80 kilómetros cuadrados rodeado de fincas ganaderas y en el que una ley que se renueva cada tanto impedía entrar a los extraños para protegerlo. Se cree que tenía unos 60 años. Las autoridades pretenden enterrarlo en la tierra donde vivió.

Durante los últimos 26 años, Algayer, empleado de la Funai, y su equipo cuidaron del bienestar del indígena en la distancia. Juntos encarnan cómo funciona la política de no contacto con los nativos que rehúyen a los blancos, adoptada por Brasil a finales de los ochenta. Cada tres meses, un equipo de la Funai se acercaba a él y colocaba una cámara para seguir sus actividades y ver si la tierra que habitaba había sido invadida. Así saben que la choza en la que murió era la número 53 de las que fue construyendo a lo largo de los años, “todas con el mismo patrón arquitectónico, con una puerta de entrada y salida y siempre con un agujero en el interior de la casa”, indica la nota de pésame publicada por la Funai. Nadie sabe por qué los construía o qué función tenían los agujeros.

Esperando a la muerte

Marcelo dos Santos, del equipo que lo protegía, explicó al medio Amazonia Real que el indígena “fue hallado en la hamaca, cubierto de plumas de guacamayo. Estaba esperando la muerte, no tenía señales de violencia”.

Pocas imágenes existen del anónimo indígena. Las más nítidas fueron grabadas en vídeo y difundidas hace unos años por el organismo que vela por los aborígenes. Aparece desnudo, con una especie de capa, talando un árbol sin ser consciente de que alguien desde la distancia acerca y aleja el zoom de una cámara.

En el delicado equilibrio de la política de no contacto, el indígena no habló nunca en presencia de sus cuidadores —quizá para evitar que por el idioma lo identificaran—, pero sí llegó a aceptar algunas semillas y herramientas que le iban dejando “para mejorar su calidad de vida”, como explica una nota de la OPI (Organización de los Pueblos Aislados, en portugués). Los funcionarios siempre evitaron forzar el contacto con él.

Los indígenas no contactados son el eslabón más débil entre los nativos, aunque son los que mejor preservan la jungla y la biodiversidad. Brasil tiene contabilizadas unas 115 tribus. El valle de Javari, en la frontera con Colombia y Perú, es el lugar con mayor presencia de estas tribus y el lugar donde Bruno Pereira, un especialista en nativos aislados, y el periodista británico Dom Philips fueron asesinados en junio por unos pescadores furtivos.

La llegada de Jair Bolsonaro al poder, hace casi cuatro años, significó el creciente debilitamiento de las instituciones que cuidan del medioambiente, los indígenas y la biodiversidad.

Se sabe que el Indio del agujero sobrevivió a una matanza en 1995, cuando terratenientes de la región pagaron a colonos para que exterminaran a toda la tribu y destruyeran cualquier rastro de su existencia. Era la manera de apropiarse de tierras selváticas para convertirlas en pastos. Ninguno de los suyos sobrevivió. Y él comenzó una nueva etapa en una soledad elegida y casi absoluta. Se alimentaba de jabalíes, tortugas o pájaros que cazaba con flechas o trampas. También le gustaba la miel.

Afirma la OPI, una ONG, que el indígena solitario de la tierra Tanaru “fue víctima de un atroz proceso de exterminio, a consecuencia de la llegada de grandes fincas patrocinadas por el Estado. Presenció la muerte de su pueblo, su tierra se convirtió en pastos y fue condenado a pasar el resto de su vida en una pequeña porción de la selva intervenida por la justicia y rodeada de grandes fincas en la región del río Corumbiara, en Rondonia”. La ONG y otros activistas temen que, al perder a su único habitante, la tierra a la que otorgaba protección legal quede a merced de los intereses agrícolas.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / NAIARA GALARRAGA GORTÁZAR

EE UU anuncia un “logro científico histórico” hacia la energía inagotable con la fusión nuclear

Los científicos de un laboratorio federal en California logran por primera vez la reacción obtenga una ganancia neta de energía, un 50% más de la dedicada a generar el proceso atómico.

Un grupo de científicos estadounidenses ha logrado producir con éxito una reacción de fusión nuclear capaz de generar una ganancia neta de energía. Las conclusiones del “avance histórico”, llevado a cabo en una instalación federal de California, las ha presentado este martes, entre una enorme expectación, la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, en una conferencia de prensa en la sede en Washington del departamento que dirige. El Gobierno de Estados Unidos ve más cerca con este descubrimiento el viejo sueño de una fuente de energía limpia, barata y potencialmente inagotable. “Estamos ante uno de los logros científicos más impresionantes del siglo XXI”, ha asegurado Granholm. “Este día acabará en los libros de Historia”.

Los investigadores han conseguido, básicamente, una pequeña reacción que proporciona más energía de la que consume. Los experimentos se han llevado a cabo en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, que alberga la Instalación Nacional de Ignición (NIF son sus siglas en inglés). Se trata de un ingenio inaugurado en 2009 que emplea el láser más grande del mundo. Dirigido a una diminuta bola de plasma de hidrógeno, genera condiciones que imitan las explosiones del armamento nuclear. El gran reto para generar energía mediante fusión es que la obtenida sea mayor que la invertida en el esfuerzo para provocar esa reacción atómica: en este caso, la ganancia es del 50%. Los resultados se obtuvieron la semana pasada, el 5 de diciembre, cuando 192 haces de láser se concentran en un punto del tamaño de un “grano de pimienta”, generando fugazmente las condiciones de una estrella a tres millones de grados Celsius, aclaró Jill Hruby, vicesecretaria de Seguridad Nuclear de Estados Unidos.

La directora del laboratorio, Kim Budil, explicó a un auditorio comprensiblemente eufórico, compuesto por funcionarios, científicos, congresistas y miembros de la prensa, que la “búsqueda de la ignición por fusión durante la última década en el NIF era una aspiración técnica increíblemente ambiciosa”. “Muchos dijeron que no era posible. El láser no era lo suficientemente potente, los objetivos nunca serían lo suficientemente precisos, nuestras herramientas de modelado y simulación simplemente no estaban a la altura de esta compleja hazaña física”, rememoró. “El progreso ha llevado tiempo, pero fue en agosto pasado, cuando logramos un rendimiento récord de 1,35 megajulios, lo que nos colocó en el umbral de la ignición, muchos empezaron a prestar atención”, aseguró Budil. La semana pasada los científicos de Livermore consiguieron generar tres megajulios de energía empleando solo dos, lo que implica el histórico 50% de ganancia.

Las implicaciones de este descubrimiento, que avanzó el domingo el diario Financial Times, aún están por determinar en todos sus contornos, pero, según Granholm, suponen un gran paso en el camino hacia la creación de una potencia ilimitada y sin emisiones de carbono. También facilitará a Estados Unidos el mantenimiento de sus armas nucleares sin necesidad de realizar pruebas con esas armas. Ese fue el objetivo primordial por el que se construyó el NIF, que costó 3.500 millones de dólares (3.319 millones de euros). El año pasado, los científicos de Livermore dieron cuenta de un salto importante al lograr generar un 70% de la energía con la que el láser golpeaba el objetivo de hidrógeno. Aquel estallido, algo así como una bomba de hidrógeno en miniatura, solo duraba 100 billonésimas de segundo.

Durante una buena parte del último siglo, la ciencia ha gastado miles de millones tratando de emular el proceso que hace que el Sol brille para generar una fuente de energía prácticamente sin fin y que no produce gases de efecto invernadero, como el carbón o el petróleo, ni residuos radiactivos peligrosos y de larguísima digestión, como sucede con las centrales nucleares. Esta fuente de electricidad también ofrece ventajas sobre la energía eólica y la solar: requiere de menos recursos.

La semana empezó agitada entre los físicos y otros científicos dedicados al estudio de la fusión. Para ellos, la energía libre de carbono es un “santo grial” con el que fantasean desde los años cincuenta, década en la que se fundó el laboratorio Lawrence Livermore. En este tiempo, solo habían sido capaces de crear reacciones de fusión que consumían más energía de la que eran capaces de producir. Aún podrían faltar décadas para que lo presentado este martes en Washington se traduzca en un uso comercial, pero la Administración de Joe Biden no ha dejado pasar la oportunidad de presentarlo como un logro de su ciencia nacional.

Durante la presentación de los resultados, Granholm aseguró que este logro refuerza la seguridad nacional estadounidense: “Y nos acerca a la generación de energía sin coste de carbono. La ignición nos permite replicar por primera vez algunas de las condiciones que solo se encuentran en el Sol y las estrellas. Hoy le decimos al mundo que Estados Unidos ha logrado un descubrimiento extraordinario, porque invertimos en ello”. La secretaria de Energía recordó el objetivo de Biden de lograr la “fusión comercial” en una década. Budil, la directora del laboratorio que ha logrado la hazaña, rebajó ese entusiasmo al hablar de “decenios” hasta conseguir eso.

La fusión se obtiene cuando dos núcleos se combinan para formar uno nuevo, en un proceso que se da de forma natural en el Sol y otras estrellas. Para lograrlo en la Tierra es necesario generar y mantener un plasma, un gas cuya altísima temperatura crea un entorno en el que los electrones se liberen de los núcleos atómicos. La energía se libera porque la masa del núcleo unido es menor que la masa de los protones y neutrones que lo componen; ese déficit se convierte en energía a través de la ecuación más famosa de la historia de la física, formulada por Einstein: E=mc².

En la actualidad, distintos proyectos persiguen ese objetivo de energía ilimitada mediante la fusión nuclear. La ciencia lleva años acariciando un descubrimiento como el anunciado este martes en Washington. En febrero, investigadores del Reino Unido anunciaron que habían duplicado con creces la marca anterior de generación y mantenimiento de la fusión nuclear. Lo lograron en una enorme máquina con forma de rosquilla y equipada con gigantescos imanes. Generaron una cantidad récord de energía sostenida. Por desgracia, solo duró 5 segundos. El más relevante en Europa, el proyecto ITER, cuenta con planes para saltar a la red eléctrica real a medio plazo.

FUENTE: DIARIO EL PAÍS / Iker Seisdedos